¿La enésima muerte del cine?

Mae govannen estimados lectores, el sábado pasado, el director Alfonso Cuarón obtuvo el principal premio del 75to Festival de Cine de Venecia, uno de los festivales más importantes del cine, con su película “Roma”, cuya distribución en casi todo el mundo correrá por la mano de Netflix, el famoso servicio de streaming, pero ¿por qué tanta controversia?

El año pasado en el festival de cine de Cannes, considerado el más importante de la cinematografía, se presentó “Okja” del director Bong Joon-ho y la polémica estaba servida: dicha película era producida y distribuida por Netflix y al no ser exhibida en una pantalla de cine, iba en contra de los estatutos del festival. Para mantener la tensión, el jefe del jurado del festival, en esa ocasión Pedro Almodóvar, declaró: “Es una paradoja premiar un film que no se verá en salas”, luego entonces ¿es el streaming la “nueva” muerte del cine?

Recordemos que el director Peter Greenaway había declarado años antes que “la muerte del cine ocurrió el ‘31 de septiembre de 1983’, cuando se introdujo el control remoto en el salón de estar de las casas”. En ese momento la televisión había sorprendido a los de la antigua escuela, dándole el poder de decisión al consumidor, la capacidad de escoger y consumir su contenido fílmico en dónde le fuera más cómodo, según su estilo y calidad de vida, y ¿realmente murió el cine? Al contrario.

Lo mismo sucede ahora, la postura de grandes cineastas es que el séptimo arte necesita de manera obligada una pantalla grande para mantener esa hipnosis colectiva y poder disfrutarlo de manera correcta, pero, ¿realmente eso es lo correcto? La polémica generada actualmente responde simple y sencillamente a intereses económicos y mercadológicos, una afirmación que recae en lo egoísta. El cine es cine y será siendo cine desde el momento que provoque un interés y emoción primigenia por parte de sus consumidores, ya sea en un celular, en una televisión o en una pantalla grande; los tiempos cambian y es justo que la manera de ver el cine también tenga que cambiar.

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