La historia ¿se repite? (Para mi amigo Tavo)

Por Carlos Hornelas

Desde el punto de vista hegeliano la historia se repite en ciclos y renueva los personajes que se enfrentan dialécticamente en versiones itinerantes de amo-esclavo. Parecieran las mismas situaciones, pero en distintos ropajes, en una rueda de la fortuna imparable.

Ayer Porfirio Muñoz Ledo interpelaba a un primer mandatario y con enjundia le enfrentaba en un informe desde su curul. Hoy preside el Senado y su partido se niega a rotar la dirección con la primera minoría. Ayer le gritaba “Mentirosa” a Irma Serrano y ésta le decía que al terminar el discurso le molería a golpes. Hoy pide respetuosamente se guarden con recelo los turnos de los oradores. La historia ¿se repite?

Ayer Andrés Manuel decía “Es mucho pueblo para tan poco gobierno” y recomendaba “Al diablo con las instituciones”. Hoy es presidente. Ayer le exigía a los presidentes voluntad política para realizar los cambios necesarios, hoy dice que gobernar no es tan difícil.

Para Marx, en cambio, la historia se repite dos veces: primero como tragedia y luego como farsa. En el célebre texto “El 18 Brumario” relata las dos incursiones que realizó Bonaparte para dar golpes de Estado e imponer el primero y segundo imperio francés, respectivamente.

Así que, primero, como tragedia, luego como farsa. Cualquier parecido con la realidad es una mera coincidencia, pero muchos columnistas, historiadores y comentaristas advierten, el Tercer-Primer Informe de gobierno de López Obrador tiende a parecerse a los días dorados del presidencialismo del PRI en las figuras de Díaz Ordaz o López Portillo.

Una autoridad monolítica del primer mandatario. Sin protagonismos en el gabinete, solo colaboradores leales que no osan tapar el reflector del líder. Un congreso con amplia mayoría que puede usarse como aplanadora para autorizar las reformas que sean necesarias para cumplir con los objetivos del ejecutivo en turno. Un campeón sin contrapesos significativos en los otros institutos políticos que todavía no aciertan a re-articularse tras la derrota en las urnas. Si efectivamente no es lo mismo, se parece muchísimo.

En todo caso las segundas partes nunca fueron buenas. La cruzada en contra de la corrupción ya se había iniciado desde Miguel de la Madrid Hurtado con la llamada “renovación moral”, espetando que “la solución somos todos”. Hoy la barremos como las escaleras, “de arriba a abajo”.

El fantasma de la recesión reaparece, no solamente en nuestro país, pero redibuja un cuadro conocido y vivido en otras décadas y al cual, con justa razón, le tenemos fobia. Ya hemos escuchado antes que se “defenderá al peso como un perro” pero al final también aquello de “soy responsable del timón, mas no de la tormenta”.

Hoy los males se le atribuyen al pasado y a la mafia del poder, pero al escuchar el informe uno no puede sino dudar de que las cifras no se respalden con los hechos, aunque se tengan otros datos. Como decía un clásico “Ya nos saquearon una vez, no nos volverán a saquear”.

El mensaje, como antaño, está lleno de bienaventuranzas y uno se pregunta “Si estamos tan bien, ¿Cómo es que estamos tan mal?” Ya nos tocó vivir la tragedia. Muchos de nosotros crecimos con la frase “vivimos en una crisis”. Nos tocó el cambio del “milagro mexicano al malogro”. Lo que nos preguntamos es si también nos tocará vivir la farsa del cambio.

Leave a Reply

Tu dirección de correo electrónico no será publicada.