Por: Marcial Méndez
El mundo del cine cerró el 2019 con el estreno de Richard Jewell, un filme de drama biográfico dirigido por Clint Eastwood dedicado a la historia del epónimo Jewell: el guardia de seguridad que en 1996 descubrió una bomba detonada como parte de un ataque terrorista durante los juegos olímpicos de Atlanta. El filme se centra en el calvario sufrido por Jewell y su madre cuando, luego de haber sido celebrado como héroe por sus acciones, el guardia fuera sospechado como el perpetrador del crimen y posteriormente desprestigiado y condenado mediáticamente ante la opinión pública, a pesar de su inocencia.
La cinta no ha tenido una buena recepción en taquilla, pero su calidad es tremenda. Todos los involucrados se lucen y es particularmente notable la manera en la que Eastwood arranca la película: no le toma más que un par de minutos establecer personajes tanto sólidos como memorables e introducirnos al contexto espaciotemporal en el que ocurre la cinta. Luego de eso, la película continúa avanzando con una agilidad impresionante.
El filme es intrigante, pero, más que nada, humano. Gracias a la dirección de Eastwood y a las extraordinarias actuaciones de todos los involucrados, el espectador no solo se hunde en la ficción, sino que sufre el drama de Jewell y su madre de manera paralela a estos personajes. El núcleo emocional del filme es extremadamente potente.
Si Richard Jewell todavía sigue en cartelera, tienes que ir a verla. Merece mucha más atención que la que está recibiendo.
