La mérida bonita …

Por Miguel II Hernández Madero

Existe una Mérida Hermosa, impresionante, que abre los brazos para recibir a visitantes y, en menor medida y con menos agrado, a nuevos habitantes; pero esa es una imagen distante de la realidad que viven miles de habitantes de la capital yucateca y que va aumentando cada año.

La capital yucateca, la mayor de las ciudades de la Península, tanto en extensión como en habitantes, está teniendo un crecimiento anual estimado de 25 mil a 30 mil personas de otras entidades, según señaló el propio alcalde. Sumemos a esto el número de personas que vienen del interior del estado en busca de oportunidades de empleo, educación o mejores condiciones de vida. Sumemos también la población flotante, aquella que de lunes a viernes se trasladan o viven en esta ciudad por razones laborales o escolares. Entonces las dimensiones cambian.

Pero en sí el problema no es tanto cuánta gente vive o se desplaza por la ciudad, el problema real es todo lo que ello implica y qué tan preparada está la Administración Pública para afrontar la situación. Es cierto, tenemos una Mérida bonita, al norte y poniente, con vialidades, centros comerciales, servicios públicos y proyectos de desarrollo. Los servicios públicos principales se enfocan hacia esa parte de la urbe meridana, mientras hacia el sur cada vez se marcan más las diferencias.

Nos encontramos con problemas de calidad de vida, de acceso a servicios, de oportunidades laborales y desplazamiento de miles de meridanos que habitan en las colonias del Sur, donde incluso hay problemas de inseguridad, pese a que se encuentra ahí el Centro de Readaptación Social (Cereso) y hay una agencia del Ministerio Público y una delegación de la Secretaría de Seguridad Pública. Entonces ¿Qué pasa? Tal parece que las miradas solo se dirigen hacia el otro lado y existen dos Méridas.

Pero esto lo vemos incluso en el propio Centro Histórico, cuyo lado sur ha sido dejado en el abandono, con un Mercado Municipal Lucas de Gálvez mal oliente, hacinado, con charcos y sin seguridad, con un Museo de la Ciudad cuyo frente huele a caño, con escasa afluencia de visitantes y que al caer el sol es una zona sombría, y para rematar tenemos un Mercado de San Benito donde al amparo de la noche es casi una zona de nadie.

Una zona en donde aún hay edificios coloniales y otros afrancesados, con un pasado histórico, con mucho potencial, pero que no ha sabido ser aprovechado y únicamente la han dejado apagarse. Esa parte del Centro Histórico no es la Mérida hermosa que promueven, pero tiene nostalgia, plena historia y de embeleso que también debe ser atendida…, y en el caso del sur profundo, es la Mérida que debe ser atendida para proyectarse sólidamente al futuro, porque de otro modo seguiremos teniendo un terreno de cultivo para las inconformidades sociales, que en algún momento habrán de estallar.

Ojalá lleguemos a tener una sola Mérida.

Hasta la próxima…

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