La Pepita por fin tendrá sus primeros huéspedes

Aunque de manera temporal, los 11 vendedores de pescado frito del mercado “Lucas de Gálvez” serán los primeros huéspedes de “La Pepita”, que después de muchos años cerrada abrirá sus puertas después de la Semana Santa.

“Estarán allá tres meses, porque el espacio que tradicionalmente han ocupado junto a los animales, será demolido”, explicó Ángel Enrique Sánchez Dzul, presidente de la Unión de Baratilleros de Yucatán Andrés Ortega, quien fue entrevistado al finalizar un recorrido por el mercado de San Sebastián en el que, acompañado del regidor Gamaliel Gutiérrez Beltrán, escucharon las opiniones y sugerencias de mejora de los locatarios, que pidieron que se mejore el abasto de agua.

“Hace falta remodelación integral, se requiere de intervenir los techos y baños. El mercado de San Sebastián es pequeño, confiamos en que se atenderá con prontitud la petición de los locatarios, quienes manifestaron que la presión del agua es muy baja, y que solo unos cuantos tienen el servicio”, explicó el dirigente.

Sánchez Dzul pidió a las autoridades que tengan en cuenta que es importante que se refuercen las actividades de desazolve que se realizan todos los miércoles a los dos pozos de aguas negras ubicados en la calle 72.

“Los miércoles se desazolva con una pipa, pero no se da abasto”, señaló el entrevistado.

Sobre el tema de la próxima apertura de “La Pepita”, comentó que el delegado de los vendedores de pescado frito es Carlos Sosa, quien ha informado que los socios ya están de acuerdo con la propuesta.

“Ya se aprobó el proyecto, ya está el dinero, nada más que por respeto a la Semana Santa se está esperando para iniciar con los trabajos”, abundó el dirigente, quien destacó que en dos meses iniciará la mudanza temporal. 

Fue en marzo de 2011 cuando la alcaldesa Angélica Araujo Lara puso en marcha los trabajos de remodelación integral de “La Pepita” con una inversión inicial de 27 mdp, terminó en 32 mdp. Entonces se ofreció que en los siguientes seis meses abriría sus puertas para albergar 200 locales comerciales y oficinas de dependencias municipales en el segundo piso.

Esto nunca sucedió, porque los locatarios se quejaron en su momento que los espacios eran muy reducidos y que no eran funcionales, además de que surgieron también problemas con la asignación, de modo que desde entonces, “el embudo de lámina”, como algunos le llamaron quedó cerrado con malla ciclónica, lo que no impidió que se llenara de basura.

Texto y foto: Manuel Pool

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