La princesa que salta

Mary Carmen Rosado Mota

@mary_rosmot

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Había una vez, en el lejano y caluroso reino de Mexicali, una pequeña princesa a quienes sus padres bautizaron como Alexa. En uno de sus primeros cumpleaños las hadas del reino le regalaron el don de saltar por los aires con gran agilidad. Conforme los años fueron pasando, la princesa siempre saltaba por todos los campos y troncos que encontraba tirados a su paso, siempre alegre, optimista y disfrutando de ese don tan especial que le habia sido concedido.

Sin embargo, Alexa esperaba con gran ilusión una fecha, aquella cuando se celebraban unos juegos que reunían a representantes de todos los reinos para mostrar sus habilidades y premiar a los mejores. La princesa fue envíada para representar a su región y aunque no quedó entre los primeros lugares estuvo muy contenta con su participación.

Durante su estancia en esos juegos le contaron que su nombre había circulado mucho en el reino, ella pensaba que era por la alegría que le generaba a los habitantes el contar con una representante ahí, pero su sorpresa fue grande cuando descubrió que la mayoría de esos comentarios eran negativos. La gente de su propio reino la había criticado porque, a su parecer, Alexa no lucía igual que las otras princesas. Al leer y escuchar todos esos comentarios la princesa lloró mucho, no entendía por qué sus propios compatriotas la juzgaban y se reían cuando lo único que ella intentaba era llenarlos de orgullo.

Un día Alexa pensó que era mejor dejarlo todo, ya no quería saltar mas. Entonces se encontró con una de las hadas del reino quien le explicó que, aunque su don era muy especial, ella misma poseía la magia pero, aún, tenía que encontrar la manera de poderla usar.

Después de eso la princesa decidió intentarlo de nuevo, siguió asistiendo a las competencias organizadas entre los diversos reinos y siempre iba optimista representando a su región. Poco a poco empezó a subir posiciones hasta que logró quedar en el tercer lugar de salto en el lejano reino de Doha. Alexa estaba sumamente emocionada porque era la primera princesa de su región en ocupar dicho reconocimiento. No conforme con eso, lo repitió un año después pero ahora en el reino de Bakú.

Unos años después, Alexa obtuvo una distinción muy especial, se convirtió en la Reina de los deportes de su región por los logros que había conseguido a su corta edad, pudo visitar el reino de Tokio y después de un tiempo llegó hasta el reino de París, perseverante y disciplinada como en cada uno de sus saltos. Fue entonces cuando comprendió que su verdadera magia era sacar fortaleza de la adversidad, levantarse de cada caída para intentar saltar más alto y que todo vale la pena, aún si solo una persona cree en ti, siempre y cuando esa persona seas tu misma.