Luminosas zapatillas que arrastran el desgaste del tiempo, maquillaje que oculta cicatrices, muecas que se disfrazan de sonrisas, estrechos vestidos que llaman al mercado del placer. La prostitución en Yucatán se ejerce en el “limbo legal” y con precarios controles sanitarios que representan un foco de contagios de enfermedades de transmisión sexual y un estado de vulnerabilidad para quienes se dedican al sexoservicio, a la vista de todos y con la supervisión de nadie.
En la capital yucateca la prostitución se ejerce en sus “bastiones” tradicionales, como la calle 58 del centro de la ciudad, en derredor de los mercados, las avenidas Itzaes, Canek, Periférico con Kanasín y en la colonia Melitón Salazar. Sin embargo, en años recientes se ha registrado un boom de servicios sexuales que se ofrecen a través de internet, redes sociales y nuevas plataformas tecnológicas, además de bares que también ofrecen este tipo de servicios.
Carencia de controles sanitarios
El control epidemiológico de la prostitución en Yucatán queda al libre albedrío de los involucrados, ante la carencia de normativa y políticas públicas sanitarias de mayor alcance, lo que genera altos riesgos de contagio de enfermedades de transmisión sexual.
Dentro del Catálogo de Atenciones de la Secretaría de Salud de Yucatán (SSY) existe el Programa Estatal para la Prevención y Control del VIH/Sida e Infecciones de Transmisión Sexual, que incluye campañas de prevención, detección y atención de enfermedades; entre la población objetivo se incluye a quienes se dedican al sexoservicio.
No obstante, el “control” tiene el carácter de voluntario y cualquier persona puede ejercer la prostitución sin tener que realizar ninguna acreditación ante la SSY. En ese sentido, personal de la dependencia informó que si alguna sexoservidora o sexoservidor lo decide puede realizarse pruebas de detección en los Centros Ambulatorio de Prevención y Atención de Infecciones de Transmisión Sexual (Capasits).
Los riesgos se incrementan aún más debido a que la prostitución también ha extendido su área de influencia a internet, donde prácticamente se pueden anunciar servicios sexuales en cualquier domicilio, sin que las autoridades sanitarias puedan intervenir.
Antonio Esqueda Mendoza, presidente del Colegio Yucateco de Urología, comentó que los contagios de enfermedades de transmisión sexual son causados principalmente por tener una vida sexual con un amplio número de personas, siendo más comunes el Virus del Papiloma Humano, la gonorrea, herpes y chancro.
“En cuanto a enfermedades de transmisión sexual, está teniendo un auge muy grande sobre todo el Virus del Papiloma Humano, hay estadísticas que indican que el 80 por ciento de las personas con vida sexual activa van a tener o han tenido contacto con el virus. En las mujeres que no se tratan y llega al cuello de la matriz, la probabilidad de desarrollar cáncer es de 70 por ciento; en el hombre el riesgo de cáncer de pene no es tan alto, pero si tomas a diez hombres con cáncer de pene, ocho tienen que ver con papiloma humano. Sí hay una relación”, dijo.
“Limbo legal”
En Yucatán se penaliza la figura del padrote por explotación sexual, pero la figura de sexoservidoras o sexoservidores permanece omisa en el Código Penal del Estado, es decir, ni se sanciona ni se regula. Es una actividad que se realiza tras el velo de la clandestinidad y, paradójicamente, también a la vista de todos.
“Hay que normar, hay que construir redes, programas, hay que dignificar el servicio. Si existe una oferta milenaria del sexoservicio cómo es que se le castiga tanto a las mujeres por ejercerlo, es una doble o triple moral”, sostuvo María Herrera Páramo, directora del Instituto Municipal de la Mujer (IMM) de Mérida.
“Cuando hablamos de sexoservicio estamos hablando de que se aglutinan todas las vulnerabilidades, pues además de que eres sexoservidora, además de que eres mujer, además de que eres pobre, llegas a adulta mayor y no existe nadie a tu alrededor”, agregó.
En el estado, la falta de reglamentación con la que operan las prostitutas vuelve difusa la línea entre el sexoservicio y la trata de personas –delito de orden federal–, situación que pone en endeble situación a las personas que se dedican a esta actividad, lo que se agrava aún más por los escasos programas de control sanitario.
Regulación necesaria
Para José Enrique Goff Ailloud, presidente de la Comisión de Derechos Humanos del Estado de Yucatán (Codhey), es necesario regular esta actividad, que se discuta socialmente y que se implementen las estrategias necesarias para proteger a este sector de la población.
“Los riesgos ante el limbo legal es que son personas que pueden ser sujetas a delitos, como trata de personas, explotación sexual, comercial, es una problemática social que debe ser abordada. En el tema de salud puede estar el riesgo de que no se presten las oportunas atenciones médicas”, aseveró.
“Nosotros estamos a favor de que se revise, se analice, con base en todas las informaciones recabadas, cuál es el panorama actual, qué tan grave es esta problemática que existe en el estado, que se escuchen todas las voces y se tome la decisión de regularizarlo, debe ser revisado”, añadió.
Sostuvo que hay países donde se regula la prostitución e inclusive quienes la ejercen pagan impuestos, con un control que además brinda la posibilidad de generar una mayor vigilancia sanitaria para prevenir enfermedades de trasmisión sexual.
En Europa, donde existen avances normativos en materia de sexoservicio, las formas de regulación se agrupan principalmente en cuatro modelos:
Abolicionismo: La prostitución tanto en la calle como en lugares cerrados no está prohibida. El Estado decide tolerarla y no interviene en su regulación. España y Portugal pertenecen a este grupo.
Nuevo Abolicionismo: Está basado en no prohibir la prostitución pero sí la existencia de burdeles. Italia, Bélgica y Dinamarca mantienen este modelo con ligeras variantes.
Prohibicionismo: La prostitución está prohibida y a todo aquél que participa se le considera un criminal. Sólo Irlanda aplica este modelo.
Reglamentarismo: La prostitución está regulada por el Estado, y no está prohibida si se ejerce siguiendo las indicaciones estatales. Las prostitutas son trabajadoras normales y están obligadas a hacerse chequeos médicos regulares. Este modelo es el adoptado por Holanda, Austria, Alemania y Grecia.
Falta voluntad política y sensibilidad
Al respecto, María Herrera Páramo indicó que en el país ha habido avances en materia de programas de atención para el sexoservicio, principalmente en le Ciudad de México, donde sociedad civil y gobierno han unido esfuerzos para abrir albergues y reforzar la vigilancia sanitaria. En contraste, dijo, en estados como Yucatán aún falta mucho por hacer.
“Es importante coordinar esfuerzos y poner sobre la mesa el tema. Las mujeres no van a ir una institución pública a denunciar un asunto de trata, porque precisamente alrededor de un sistema de trata hacen sentir a las mujeres lo suficientemente vulnerables para que ni siquiera se atrevan a denunciar, porque denunciar implica perder la vida o la amenaza de que tu familia va a perder la vida”, subrayó.
“Aquí hemos atendido a sexoservidoras que llegaron a ver cómo se les protegía para poder hacer un traslado emergente y logramos salvaguardar un feminicidio. Lo que hacemos es dar una asesoría y aplicar un protocolo especial para actuar”, dijo la directora del Instituto Municipal de la Mujer.
Explicó que algunas sexoservidoras, sobre todo de niveles más bajos, creen que pueden ser atacadas por su actividad, aunque lo más paradójico es que no se ataca a los tratantes sino a las sexoservidoras, quienes están expuestas a diversos abusos físicos y psicológicos, por lo que es menester que se aborde el tema con la seriedad y prontitud necesarias.
“Es uno de los temas de la agenda pública que no se puede soslayar, que es importante poner sobre la mesa. Hemos naturalizado la violencia contra las mujeres sexoservidoras. Se necesita mucha más voluntad política”, finalizó.
– José Villegas
