La virgen que habla: Fe y devoción Mariana

Al visitar la Catedral de Mérida se aprecia la bella imagen de Nuestra Señora de Yucatán, que desde el siglo XIX fue traída a este sagrado recinto del cual ha sido declarada Reina y Patrona.

Pocos lo saben, pero a esta venerada imagen también se le conoce como La Virgen que habla, por el hecho de que en la cabeza tiene un pergamino con la oración del Magníficat, además de que en el pecho lleva un corazón de oro en el que, se dice, se encuentran grabados los nombres de los fundadores de la ciudad.

Ayer se cumplieron 20 años de su coronación, aquel inolvidable 27 de noviembre de 1998 en el Parque Kukulcán, cuando más de 28 mil personas participaron en la ceremonia presidida por el Cardenal Giovanni Cheli, y para recordar la ocasión, se realizó una peregrinación en los alrededores de la Plaza Grande, después de la misa que ofició el Arzobispo de Yucatán, Monseñor Gustavo Rodríguez Vega.

En su homilía, el prelado recordó que al cumplirse los primeros cuatro siglos de la edificación de la Catedral, se coronó a esta imagen tan cercana al pueblo, la que hace 142 años, en ocasión de la Celebración de la Inmaculada Concepción fue declarada Nuestra Señora de Yucatán.

-El canónigo Ignacio Kemp Lozano ha sido el impulsor de este homenaje a la Virgen, en su advocación de Nuestra Señora de Yucatán, reina de la Catedral – se explicó.

A los pies de la Virgen se aprecia la figura de un globo terráqueo en el que se destaca el contorno de la Península, que era en su totalidad el territorio que abarcaba Yucatán. Se dice que los estudios cartográficos los realizó el Obispo Crescencio Carrillo Ancona, quien también mandó a elaborar la imagen cuando era presbítero, esto según se aprecia en la base, en el siglo XIX.

Otro dato interesante en torno a la Reina y Patrona de la Catedral es que es una de las pocas que se salvaron de la destrucción que las huestes del General Salvador Alvarado hicieron en este sagrado recinto la noche del 24 de septiembre de 1915, en lo que muchos consideran un pasaje vergonzoso en la historia de Yucatán.

En este hecho fueron destruidos los retablos barrocos y churriguerescos que eran de los siglos XVII y XVIII, así como las imágenes del Señor de la Conquista, la de la Virgen de las Mercedes y la de la Santísima Trinidad, además del tesoro catedralicio y el órgano Walker, de fabricación alemana, apenas construido en 1902.

Las narraciones de la época destacan que la imagen del Cristo de las Ampollas fue arrastrada con caballos hasta la calle, mientras la banda de música local tocaba “La Cucaracha”. Además, se causaron destrozos en las capillas del Sagrario, Divino Maestro y San Juan de Dios.

Al respecto, el antropólogo e historiador de la Catedral, Ángel Gutiérrez Romero, precisó que la imagen del Cristo de las ampollas fue rescatada por elementos de la policía y llevada a la comandancia, donde no se supo más de ella.

-Hay muchas historias que no son más que mitos, que dicen que el cristo fue tirado al mar y que se resguardó en un pozo, pero lo cierto es que la imagen que se venera en Catedral es una réplica de la original– apuntó.

En cuanto a la imagen de Nuestra Señora de Yucatán, se salvó porque fue resguardada en la casa de una familia, aunque hay versiones que afirman que se llevó al templo de Jesús María, que se ubicaba en la calle 64 entre 60 y 62, que fue demolido al igual que las capillas de San José y del Rosario, que se ubicaban en el lugar en el que ahora se encuentra el Pasaje Revolución. De esta manera en 1916, se logró separar a la Catedral de la sede del Palacio Episcopal, el actual Museo de Arte Contemporáneo Ateneo de Yucatán.

Acerca de la Catedral, que es considerada la Iglesia más antigua edificada en tierra firme en toda América y, por supuesto, la más antigua de México, fue construida órdenes del Papa IV y del Rey Felipe II utilizando influencias del estilo morisco y renacentista de la época. Los trabajos de la construcción del recinto fueron encargados a Pedro de Aleustia, y completados por Juan Miguel de Agüero. Ayer cumplió 420 años de existencia y es sin duda un gran tesoro de arte sacro antiguo.

Texto y fotos: Manuel Pool Moguel

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