La voz de Gordillo

Por María de la Lama

En su primera aparición pública luego desde su encierro, Elba Esther Gordillo anunció con frescura, “Soy inocente”. Como muestra de transparencia, extendió ante los medios el fallo del juez que confirma que sus 373 millones de pesos los heredó de su mamá, una profesora rural en comunidades indígenas de Chiapas. En cualquier otro lugar del mundo el chiste se contaría solo, pero en México se escuchan los vítores de los maestros, festejando la libertad de “La Maestra” y el derrumbe de la Reforma Educativa. Con emoción, Gordillo llamó a los maestros a continuar luchando por una educación de excelencia, ahora sin sufrir injusticias como exámenes y plazas no hereditarias.

Sobre quién es el culpable de su absolución, el gobierno actual y el electo se pasan la bolita. Como en México nadie se cree la división de poderes, el gobierno es una masa unida y perversa, acusamos a Peña Nieto de encerrarla y soltarla como medidas políticas, cuando le fue útil. Al gobierno entrante le viene huango que sea más probable y tenga más historial la incompetencia y corrupción del sistema judicial: es obvio, dice Tatiana Clouthier, que a Elba Esther la soltó el gobierno ejecutivo actual, corrupto y autoritario. Su ingenuidad asusta porque nada se resuelve simplificándolo.
El lunes pasado, a pocos meses de la toma de posesión del gobierno electo, Gordillo festejó la caída de la Reforma Educativa y criticó “decisiones políticas equivocadas, tomadas a la luz de un modelo y no como debía ser, como la necesaria consecuencia de la lucha de un pueblo”. También llamó a actuar “sin odios, sin rencores por el pasado y pensando en el futuro. Debemos estar a la altura de esta nueva etapa de la historia de México”. No pregunta si la invitan: “La Maestra” se apunta a la Cuarta Transformación. Esperemos que el gobierno entrante reconozca su discurso en voz del ícono de la corrupción en México.

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