Aunque poco se conoce de esta familia, Los Zapata fueron parte importante de la industria henequenera. No son coloniales, pero en el siglo XIX tuvieron importante éxito en el área comercial, por lo que son considerados uno de los 24 linajes más importantes de la historia yucateca.
Hablar de un personaje que llevó el apellido Zapata es hacer mención de Diego Zapata Cárdenas, gobernador y capital general de Yucatán en octubre de 1635; sin embargo, no tomó posesión hasta mayo del año siguiente.
Según se cuenta, durante su gestión fue prudente y muy celoso del servicio de su majestad el Rey Felipe IV de España, quien por cierto lo nombró administrador de la entidad, y veló por el bien común de esta tierra.
}Historiadores comentan que la llegada de esta persona a la Península como mandatario estatal se basó en la práctica de la especulación, a pesar, dicen, de la prohibición que existía de explotar la “veta de los repartimientos anticipándoles a los indígenas mayas su dinero”.
Incluso se asegura que fue acusado ante la Real Audiencia de México y ante el Consejo de Indias por sus prácticas injustas, por lo que se dio un movimiento de rebelión de alcaldes con la intención de aprehenderlo y enviarlo preso a la Ciudad de México.
Sin embargo, tras dimes y diretes la situación solo terminó en multas leves y continuó en el ejercicio, esto luego de reunirse con el oidor de Guatemala Alonso de Castro y Cerda, comisionado para viajar a la entidad para fincarle un juicio de residencia.
Relata un pasaje de la historia que, ante la llegada de piratas holandeses al puerto de Sisal, el gobernador reunió a la gente para organizar una defensa por lo que encargó a José de Argáez y a Francisco de Sandoval, dos experimentados milicianos, para que encabezaran sendos batallones de infantería y caballería que habrían de apostarse en Hunucmá a fin de impedir el paso de los depredadores hacia Mérida.
“Estas fuerzas militares se mantuvieron vigilantes durante ocho días hasta que los vigías anunciaron que los corsarios se habían hecho a la mar y no quedaba rastro de ellos”, se lee en el tomo II de Historias de Yucatán desde la dominación española.
Diego era conocido como el marqués de Santo Floro y fue administrador de real español.
Texto: Jesús Gómez
Fotos: Cortesía