Mañas empresariales frenan sueño de empleados, afirman

Aspirar a un patrimonio es el sueño de todo trabajador. Por años, José Fernández ha buscado dejarle a su familia un hogar: un espacio donde pueda crear historias que queden guardadas en la memoria. Sin embargo, esto podría no ocurrir. La empresa para la que trabaja lo registró ante el Seguro Social con un ingreso bajo alcanzando un crédito de apenas 175 mil pesos, cifra muy inferior al costo de una vivienda digna.

Este es uno de los miles de casos que tiene Yucatán, y que a decir de algunos expertos, es ilegal.
La Feria de la Vivienda es un evento creado para concentrar en un solo espacio a desarrolladores y derechohabientes donde se ofrecen descuentos atractivos para quienes decidan adquirir una vivienda, pero sobre todo, para quienes alcancen el crédito requerido.

La experiencia de José, platicó, no fue muy grata. Al llegar al lugar, los vivienderos lo trataron amablemente, confesó; sin embargo, a la pregunta obligada de cuánto es el crédito a ejercer, el trato no fue el mismo.

Eso, sin contar, que al compartir su ingreso mensual el gesto no fue el esperado.

Comentó haberse sentido extraño ante el cambio de actitud: “sentí que al decir el monto y mi ingreso perdí la oportunidad de información detallada y personalizada. Al final de cuenta, creo que es el trabajo de ellos”.

En precios había una variedad. Una vivienda costaba entre los 375 mil a casi dos millones de pesos. Algunas cumplían con el tamaño requerido, pero el monto a pagar era mayor.

Durante la presentación del evento, organizadores aseguraron que los desarrolladores contarían con un programa tecnológico que permitirá saber el monto exacto del crédito del derechohabiente tras las nuevas disposiciones federales, lo que no ocurrió. La pregunta reiterada: “¿de cuánto es tu crédito?”.

Para José, el sueño de comprar una casa se verá limitado, no podrá aspirar a una vivienda digna con una mejor ubicación y servicios, al menos que aumente sus ingresos mensuales a más de 13 mil pesos o que el patrón informe sobre su verdadero sueldo.

Texto y fotos: Jesús Gómez

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