Matrimonio igualitario: Yucatán Sustentable

Para las nuevas contiendas gubernamentales, hace unos días tuvieron un encuentro en el FNF (Frente Nacional por la Familia) en dicho foro los tres candidatos, ya que el único que faltó fue el abanderado del PRD. Brillaron por llegar al nivel de “tolerancia” con los temas de matrimonio igualitario. La palabra que más usaron fueron: respeto. Ninguno se comprometió ante la lucha o ampliación de Derechos Humanos. Ni siquiera el único que podría hacerlo perteneciendo a un partido de izquierda.

Sin embargo, algo que se les escapa a estos tres candidatos a la gubernatura, es que el matrimonio igualitario y la lucha contra la discriminación va directamente ligada a la sustentabilidad. Y aunque pareciera ser que la sustentabilidad es un santo grial que todos buscan y prometen en campañas, al parecer no están viendo el panorama completo.

Para empezar, es de vital importancia entender, ¿qué es la sustentabilidad? En las últimas dos décadas, la sustentabilidad se ha convertido en la palabra trillada de políticos y empresarios utilizada para vender que una idea es amigable con el medio ambiente, pero el término de sustentabilidad acuña muchas otras características. Para que un sistema logre ser sustentable, además de la parte ambiental, necesita factores de ámbitos culturales, sociales, y económicos que armónicamente conjugados traigan como resultados una sociedad equitativa, viable, y aceptable, que logre reflejar y mejorar toda actividad humana.

No es un secreto que vivimos en país antítesis de la sustentabilidad. México es un estado fallido. México le falla a sus ciudadanos, nos falla a todos; pero aún más el Estado le falla a los pobres, a los estudiantes, a las madres solteras, a los jóvenes, a las víctimas de la violencia, a los inmigrantes, discapacitados y, por supuesto, a los hombres y mujeres homosexuales.

México falla porque es un estado corrupto. La corrupción de las instituciones del estado que son negligentes al responder, dejan a todos los ciudadanos con recursos limitados. Amenazas políticas, conflictos violentos, la crisis de la salud pública, daños ambientales, delincuencia y la discriminación se suman a la vulnerabilidad individual y de la comunidad. Toda aquella ley que directa e indirectamente discrimine social e institucionalmente a un ciudadano mexicano, nos afecta y amenaza a todos.

El Programa de Desarrollo para las Naciones Unidas, conocida como PNUD (o UNDP, por sus siglas en inglés), declaró que la inclusión de los hombres y mujeres homosexuales, bisexuales, transgénero e intersexuales es una base fundamental para el desarrollo sustentable y para los derechos humanos universales.

La discriminación sobre un derecho universal no sólo tiene impactos culturales y sociales, que son ampliamente conocidos y discutidos, sino que también tiene un costo e impacto económico. El Banco Mundial en una reciente evaluación a cerca de los impactos que trae la Homofobia en la India, demostró que la discriminación le genera a éste país pérdidas de aproximadamente 1.9 billones de dólares americanos cada año, aproximadamente el 1.7% del PIB; a causa de problemas de depresión, migración, baja en la productividad, etc. Esto es una muestra de que la discriminación es insostenible en una sociedad que busca la sustentabilidad.

Al construir sobre la base de la sustentabilidad, se crea un estado resiliente, que reduce vulnerabilidades y unifica. Los derechos humanos no son derechos especiales, o para grupos diferentes, son pertenecientes a todos. Si falla para uno, falla para todos.

Por Silvia Carrillo Jiménez*
silvia.carrillojimenez@gmail.com

* Asesora del Departamento de Fomento Turístico de Valladolid y maestra en Desarrollo Sustentable y Turismo.

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