El presidente del Colegio de Oftalmólogos, el doctor Alejandro Solís Carrillo, recuerda cuando acompañaba a su papá, el pediatra Fernando José Solís Robleda, a sus consultas
Los integrantes de la familia Solis se han distinguido por aportar sus conocimientos médicos buscando el bienestar y la salud pública de la población en general, Francisco Solís Aznar (1915-2003), fue uno de los impulsores del primer hospital para niños que existió en Mérida y en el país; además fue reconocido como el apóstol del agua potable, pues fue el promotor de que Mérida contará con este sistema, pese a muchas situaciones adversas, principalmente la económica.
En amena plática con el presidente del Colegio de Oftalmólogos de Yucatán, el doctor Alejandro Solís Carrillo, nieto del doctor Francisco, quien fue el fundador de la Central Pediátrica, una clínica para niños que ya ha cerrado sus puertas, recuerda aquellos momentos en los que siendo un niño, los sábados acompañaba a su papá, el pediatra Fernando José Solís Robleda a sus consultas vespertinas.
“Desde allí comenzó mi gusto por la medicina, me gusta tratar con los niños, y aunque me llamó más la atención la oftalmología, me especialicé en la retinopatía en prematuros’’, explicó.
Añade que tras egresar de la Universidad Anáhuac Mayab como médico general en 2006, viajó a la Ciudad de México para especializarse como oftalmólogo en el Hospital de la Luz, donde también se especializó en cirugía de la retina.
“A mi regreso a Mérida, me casé con la psicóloga Isabel Molina, quien tiene una especialidad, dos maestrías y un doctorado que tomó en la Ciudad de México, tenemos dos hijos, Patricio y Fernando, quienes tienen 10 y 8 años respectivamente, ojalá que tengan las mismas oportunidades que tuvimos nosotros y que hagan lo que les guste, que alcancen sus objetivos”, apuntó.
Respecto de su padre, el doctor Fernando, quien también es directivo de la Liga de Futbol Premier; el entrevistado señala que a la fecha sigue dando consulta, pero en el Hospital Star Médica, ya que como antes se mencionó, la Central Pediátrica cuyo edificio ubicado en la calle 57 por 52 se está remodelado, pero para operar en otro giro.
El doctor Alejandro indica que la clínica estuvo abierta desde 1965 y por cuestiones administrativas se decidió no continuar más, y destacó que en esta clínica se contaba con quirófano, laboratorio de análisis clínicos, rayos X, sala de hidratación y una farmacia en el primer piso.
Respecto a su abuelo, quien provenía de una familia de hacendados henequeneros, destacó que tras graduarse en la Facultad de Medicina de la Universidad de Yucatán (Uady) en 1939, recibió la propuesta del doctor Francisco Colomé Trujillo, para formar parte de su equipo en el Hospital del Niño, el primer hospital pediátrico en México, en el que laboró durante 25 años, que fue inaugurado un 6 de enero en la ciudad de Mérida.
En el desempeño de sus actividades se percató del alto número de casos de padecimientos gastrointestinales en sus pequeños pacientes, así como de la mortalidad infantil derivada de esta situación, la cual tenía su origen en el agua que se consumía entonces de pozos y aljibe, la cual ya estaba contaminada.
En ese entonces, el doctor Francisco se entrevistó con gobernantes, ministros, representantes de cámaras, platicaba con sus alumnos de la Facultad de Medicina sobre la urgencia del agua potable por la salud de los niños. Se encargó de informar, concientizar y convencer a la comunidad, lamentablemente, al hacerlo, también se encontró con la indiferencia y desinterés de las autoridades, así como el individualismo de la ciudadanía, pero no se desanimó.
Gracias a la “Alianza por el Progreso” (programa impulsado por el presidente John F. Kennedy), el Banco Interamericano de Desarrollo aprobó el financiamiento por 100 millones de pesos para realizar la obra que concluyó en 1967. Desde entonces, el agua potable está al alcance de todos los yucatecos.
Texto y fotos: Manuel Pool / Cortesía