Un olor a muerte y festividad se sintió en Mérida la tarde-noche de ayer en el corazón del Centro Histórico, donde el ambiente tenebroso y fúnebre lleno de incienso, copal, veladoras de colores, rezos y lamentos, fue el marco propicio para la llegada de brujas, catrinas, diablos y hasta zombis que desfilaron en el Paseo de las Ánimas.
El recorrido comenzó en el panteón general y fueron caminando por las calles que los condujeron al barrio de La Ermita hasta llegar al Parque de San Juan. En todo el derrotero se armaron altares para ofrecer a los difuntos que en estos días vendrán a visitarlos.
La fiesta de las ánimas la disfrutaron tanto chicos como grandes, en un ambiente familiar. Los altares exhibieron no sólo la ofrenda tradicional del Janal Pixán, sino también algunas ofrendas del centro del país, como las calaveritas y el pan de muerto.
Fueron más de 230 altares que las familias yucatecas pudieron disfrutar durante el paseo junto con las ánimas vestidas de mestizas, quienes convivieron con turistas nacionales y extranjeros para disfrutar de una fiesta en la que de muerta no tenía más que el tributo.
Algunas familias que acudieron al paseo comentaron que fueron porque en la escuela se lo dejaron de tarea a sus hijos, pero nunca se imaginaron que sería tan divertido.
Además de la comida que había en cada altar, los comerciantes aprovecharon para vender de todo lo que se pudiera consumir, como marquesitas, manzanas con chamoy, dulces típicos de la temporada y algodones de azúcar.- Elena Martín López