El Tercer Coloquio Internacional de Música Norteña, celebrado ayer en la Escuela Superior de Artes de Yucatán (ESAY), tuvo por objetivo abordar el género desde la perspectiva audiovisual, específicamente la producción de videos, que es trascendental para ese estilo.
“Hoy día, no puede concebirse esta música sin los vídeos que se transmiten en los canales como Bandamax”, expresó Luis Montoya Arias, doctor en Historia por el Cephics UNAM.
El evento buscó el debate, pues en la construcción de la música norteña intervienen diferentes factores.
“Su etiqueta de mercado remite a ciertas regiones del país en específico, entorno a límites geográficos, pero en la realidad no respeta fronteras”.
“Lo que pretendemos plantear es que el norte no sólo es un sentido físico sino simbólico, que nos remite a procesos migratorios”.
“La presencia de la música norteña en Yucatán es medible en los bailes y que cada vez más grupo tropicales, como Los Méndez, incursionan en el género”, explicó el también profesor de la Universidad de Guanajuato.
El experto calificó a la música norteña compleja e inacabada porque involucra a diferentes regiones culturales y económicas, por mencionar el cancionero popular del Bajío.
La música norteña es tan compleja, que presenta varias ramificaciones, por ejemplo está presente en Colombia mediante el bolero, también en Panamá y Nicaragua con intérpretes de los año 50 como Pedro Llerena, que es un estilo más fino.
Sobre la coyuntura entre Estados Unidos y México, Montoya Arias dijo que es una gran oportunidad para que la música norteña se recuperé así misma, se desligue un poco o mucho el discurso del narcotráfico y retome el discurso crítico en lugar de grabar historias de narcos.
“En ese sentido el corrido mexicano, que ha sido prostituido por los cantantes y medios de comunicación, porque al sistema político le conviene.
“No podemos saber si el muro se construirá o no, pero la colaboración binacional no se acabará”, concluyó.
– Irbin Flores Palomino
