El narcotráfico como proceso cultural complejo que ha emergido de sectores de la sociedad marginados fue objeto de análisis del periodista Alonso Salazar durante la presentación de su libro “La parábola de Pablo” en la inauguración del Primer Coloquio Internacional Narrativas de Violencia y Paz como parte de las actividades de Mérida, Capital Americana de la Cultura.
El también ex alcalde de Medellín, Colombia, comentó que el narcotráfico se asentó en las colonias populares a la par que ocasionó el crecimiento de grupos económicos en medio de la violencia. “De ahí que esa actividad ilícita sea llamada ‘la ventanilla siniestra’”.
Para la economía colombiana, el narcotráfico se convirtió en un negocio más que permitió ganancias. Sin embargo, el problema comenzó cuando el dinero llega a rubros de la sociedad que anteriormente fueron discriminados y ese recurso se convirtió en una manera de sobresalir.
“De ahí surgió una estética influenciada por los rancheros mexicanos. Las ciudades nuestras volvieron los caballos, la música campirana y en general a toda la estética agraria. El narcotráfico como expresión cultural es una involución de las sociedades”, explicó.
También ponderó el machismo “no sólo en esa Colombia, sino en otras naciones en las que se desarrolló esa actividad”.
Otro sector de influencia del narcotráfico fue el lenguaje: “había unas 20 o 30 maneras de narrar la muerte y sólo cinco o seis expresiones claras para la vida”.
Para la elaboración del libro “La Parábola de Pablo”, describió, de 1975 a 1993 leyó tres periódicos nacionales para recopilar datos con respecto a Escobar Gaviria. Durante el proceso contó con el apoyo de otra persona.
Asimismo, recurrió a entrevistas a familiares del fallecido criminal.- Irbin Flores Palomino