Mary Carmen Rosado Mota
@mary_rosmot
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Bajo el hashtag de #NoEsNormalEsViolencia, la secretaría de deportes del gobierno de Argentina realizó una campaña en conjunto con ONU Mujeres para sensibilizar con respecto a la violencia de género que se vive en el deporte en el marco del 25 de noviembre, Día Internacional de la Eliminación de la Violencia contra la Mujer.
Esta campaña estuvo compuesta por elementos materiales destinados a visibilizar prácticas “cotidianas” que, en realidad, lejos de ser normales son muestras constantes de la violencia que sufren las mujeres en los vestidores deportivos, pero también en las calles.
“Sabes bastante para ser mujer”, “Sos muy gorda para el deporte” o “Qué linda cola tenés”, son algunas de las frases que se emplearon para colocar viniles en espejos, carteles y letreros en mesas de restaurantes como una medida para invitar a la reflexión de las distintas muestras de violencia física, psicológica, sexual y económica con las que interactuamos rutinariamente.
Ese es justamente el gran reto, romper esa rutina. ¿Qué es lo que estamos haciendo para garantizar que las mujeres podamos vivir libres de violencia? ¿Qué hacemos para ofrecer a las niñas y jóvenes espacios deportivos seguros donde puedan desarrollarse? Es tiempo de empezar a responder esas preguntas con acciones concretas.
Así como el deporte es una maravillosa industria que deja grandes ganancias, también deberíamos aprovechar toda la atención que recibe para que se creen programas destinados a no solo prevenir la violencia de género, sino también a comprometerse a erradicarla, al menos en los espacios que le competen.
Aplaudo la campaña de Argentina y así, con mensajes concretos, ojalá algún día también podamos ver este tipo de propuestas de las instancias deportivas de un país donde 7 de cada 10 mujeres han sido víctimas de violencia de género, donde a falta de un mes por terminar el año ya se han contabilizado cerca de 500 feminicidios.
Repito, el deporte siempre será una vitrina maravillosa para la construcción de mensajes y la creación de figuras que sirvan de ejemplo, quizá algún día en lugar de tener a deportistas acusados de violencia ganando sueldos altísimos, empecemos, por lo menos, en reconocer el talento de las mujeres dentro del deporte y pagarles salarios más justos; porque tanta desigualdad no es normal, es violencia.
