Con un millar de productores y 70 mil cabezas, la entidad está entre los primeros lugares en esta ganadería
Yucatán tiene prometedores resultados en ovinocultura, al ocupar el cuarto lugar nacional como productor de animales de registro y ahora uno de los objetivos de la Asociación Ganadera Especializada en la Crianza de Ovinos es que Yucatán sea sede nacional de una exposición de la raza Dorper.
El productor ovino de registro Ricardo Coral Rodríguez manifestó que para la organización de la referida exposición se requiere pedir recursos, y que la logística del evento se obtiene de la Unión Nacional de Ovinocultores y de su simillar estatal. Los dueños de los ranchos también brindan recursos.
“Xmatkuil queda pequeño para albergar un Nacional. Hace 3 ó 4 años hubo un evento nacional y se pusieron carpas extras, pero fue de pelibuey no hay tanta participación como en otras razas”, enfatizó.
En Yucatán hay dos gremios de criadores de borregos. Uno de ellos es la Asociación Ganadera Especializada en la Crianza de Ovinos, afiliada a la Unión Nacional de Ovinocultores y cuenta con 30 criadores de registro. Tiene sedes en Umán y Tizimín, y cuenta entre 7 a 8 mil cabezas.
De acuerdo al Sistema de Identificación Individual Nacional de Ganado, en Yucatán había mil productores y 70 mil cabezas de carneros.
En el estado se manejan razas de pelo, por estar en el trópico húmedo y se requiere que se adapten al clima: black belly, pelibuey, katahdin, dorper blanco y dorper. Se han introducido otras que buscan aclimatar.
El propietario del rancho La Gota, Ricardo Coral Rodríguez, indicó que anualmente vende entre 10 a 20 sementales, resultado de tener buenas calificaciones en las pistas, pues demuestra que tienen animales de calidad.
Un semental Dorper cuesta de 18 mil pesos hasta 50 mil pesos, estos últimos con más calidad, carga genética.
“Los de 18 a 20 mil pesos que se venden en Xmatkuil con el apoyo del Gobierno, los compra el productor para sus borregas comerciales. Ellos buscan tener crías con mayores pesos y ganancias, necesitan que a los cinco meses o antes estar sacando el animal”, agregó.
Los ejemplares llegan a pesar entre 45 a 50 kilogramos.
Refirió que para peso se suele utilizar razas dorper y katahdin, mientras que con el pelibuey y black belly no hay tantas ganancias de peso y tienen habilidad materna, suelen nacer más hembras, lo que significa que se cuentan más vientres para más ejemplares.
El entrevistado mencionó que hay quienes empiezan con un lote de hembras, “entonces le puedes meter dorper y katahdin si quieres tener crías pesadas”.
Recordó que empezaron hace poco en la crianza de animales de registro y recordó que en el 2020 se dedicaron a la crianza de ovino de registro, de pureza racial. Se venden los sementales y vientres para abastecer a los rebaños comerciales.
Sus ejemplares han participado en ferias, como las de Xmatkuil, Guadalajara y Querétaro. Han obtenido títulos regionales y participan todos los estados de la República.
Sobre los criterios que se califican en los ejemplares, comentó que existe un estándar racial creado en Sudáfrica en 1960, con la finalidad de mejorar los canales ovinos, hablando en carne; se califica aspectos funcionales del animal como el desplazamiento, masa muscular, conformación del animal, la belleza racial, la masculinidad y feminidad que esté marcado en machos y hembras.
“Deben tener masas musculares y la línea dorsal que sea correcta”, dijo.
Expresó que a estos animales se requiere trabajarles la alimentación y genética, que es fundamental.
Se dividen en dos tipos de ejemplares: de registro y para consumo, en el caso del segundo en cinco meses puede ser sacrificado.
La gestación es de cinco meses. La cría se mantiene dos meses con su progenitora en lo que se le desteta y se le da granos para la engorda y luego a los tres meses después se tiene un cordero de buena calidad.
Las hembras se pueden reproducir a los 10 a 12 meses. A ella se le mantiene un tiempo más y hay quienes desde los nueve meses ya las cruzan.
En contraparte, el animal de registro tiene como finalidad seguir la reproducción hasta que se venda. A los ocho meses deben comenzar a reproducir. “Suelen vivir entre ocho y 11 años, la cría de registro no tiene la prisa del tiempo, la finalidad no es la carne, en las ferias se venden los sementales de año y medio, dos años, de 11 meses es la finalidad que sean mejoradores de rebaños comerciales”, detalló.
Actualmente, en el oriente del estado se come mucho carnero asado, principalmente los domingos. En Mérida ha crecido mucho el consumo, por la gente foránea que ha llegado a vivir y suele comer barbacoa.
Coral Rodríguez comentó que ha vendido ejemplares a Tamaulipas y al centro del país.
“Nosotros trabajamos siempre para ofrecerle a los productores la mayor calidad de los ejemplares, trabajar en la cuestión genética es arduo, se ha visto reflejado en los resultados, trabajan en inseminación, transferencia de embriones, biotecnología, cuenta con el médico Alejandro Ferrer, quien es de Veracruz, usan sementales de la mayor alta calidad”, abundó.
Situación postpandemia
En la pandemia, los ovinocultores de todo el país vendieron sus ejemplares, lo que propició una notoria reducción en el hato nacional que golpeó a los criadores de carneros sementales: al reducirse las hembras, bajó la compra de los machos.
“Esto fue hace dos años en la Feria Xmatkuil, hubo productores que señalaron esto, que vendieron poco. En mi caso vendí lo que tenía, que eran ocho sementales, entre hembras y machos”, relató.
Asimismo, durante la pandemia no sólo vendían las engorda, también las reproductoras, no había restaurantes, bajó el consumo, fue a nivel nacional. “Actualmente el precio del borrego es muy bueno y más caro que el bovino, está de 65 a 70 pesos el kilogramo en pie”, finalizó.