Piden no apartarse de Dios para evitar un enfriamiento espiritual

El arzobispo de Yucatán, Gustavo Rodríguez Vega, explica que el mundo actual, con todas sus comodidades, trabajos, diversiones y tentaciones, contribuye a olvidarse de la fe

El arzobispo de Yucatán, monseñor Gustavo Rodríguez Vega, exhortó a las personas a no caer en un enfriamiento, de apartarse de Dios, y que en parte se debe a “toda la ropa sucia” que los medios de comunicación han dado a conocer sobre algunos sacerdotes en el mundo, y ha sido ocasión o pretexto de que muchos se alejen de las cosas de Dios, catalogando y etiquetando en general a todos los curas, hasta a los más santos, para justificar su enfriamiento.

Por otro lado, las ideologías de moda que buscan anidarse especialmente en la mente de los niños y jóvenes, tales como el materialismo, el relativismo, el individualismo, el pansexualismo y la ideología de género, presentan a la Iglesia como la enemiga de todas ellas, como la conservadora o retrógrada, terminando por enfriar o entibiar la fe de muchas personas, que se van alejando de Dios cayendo en un ateísmo, al menos de tipo práctico.

Son pocos los que señalan que la Iglesia cuenta con comedores donde dan de comer a los pobres y que también cuentan con programas para reducir la delincuencia en diferentes lugares.

Dijo que una de las líneas teológicas del Evangelio de San Lucas es el tema del Espíritu Santo. “Cuando Jesús nos dice que ha venido a traer fuego a la tierra seguramente se refiere a las llamas que en Pentecostés se posarán sobre las cabezas de los Apóstoles”.

Al decir Jesús: “¡Cuánto quisiera que ya estuviera ardiendo!” (Lc 12, 49), se refiere a ese fuego del Espíritu que hace arder los corazones de los fieles en amor a Dios. Jesús nos quiere apasionados en su seguimiento; de hecho, desde que la Iglesia nació se ha visto perseguida y miles de cristianos, desde el diácono mártir san Esteban hasta nuestros días, han muerto voluntariamente por confesar su fe en Cristo resucitado.

“No todos los apasionados por Cristo han tenido que morir en un martirio, pero sí la lista se agranda más y más con todos los que han vivido las virtudes cristianas en un grado heroico durante su vida: casados, solteros, viudos, jóvenes, adultos o viejos; laicos, sacerdotes, religiosos y religiosas, todo género de vida cristiana tiene abundantes testimonios de gente que vivió en forma apasionada su fe. Más que el ateísmo, más que la frialdad en la fe, lo que el Señor detesta es la tibieza. Recordemos lo que dice el Apocalipsis: “¡Ojalá fueras frío o caliente! Pero, como eres tibio y no frío ni caliente, te vomitaré de mi boca” (Ap 3, 15-19).

Señaló que todo lo anterior presenta grandes retos para la evangelización, la cual debe continuar en medio de ambientes difíciles, incluso hostiles, a la fe. También son grandes los retos para la Pastoral Vocacional, en la búsqueda de más candidatos al Seminario y a la Vida Consagrada. Esta pastoral debe estar perfectamente integrada con la Pastoral de Adolescentes, la Juvenil, la de Monaguillos y la Universitaria, ya que todos los jóvenes necesitan un acompañamiento particular en su proceso de fe y en el descubrimiento del propio llamado que Dios le hace a cada uno.

Por eso en la primera lectura, tomada del Libro de Jeremías, encontramos a este profeta con muchos enemigos que tratan de acabar con su vida. Realmente la pasó muy mal por tanta persecución y enemigos. Sin embargo, nunca perdió la amistad de Dios, al grado de convertirse en un anuncio viviente de la entonces futura pasión de Jesús. El salmo 39 expresa muy bien la confianza que el profeta tuvo siempre en el Señor, y la que tienen todos los que intentan vivir en fidelidad a nuestro Dios.

La segunda lectura, tomada de la Carta a los Hebreos, luego de haber presentado un elenco de testimonios de algunos personajes del Antiguo Testamento, quienes demostraron su fe pasando por muchos sufrimientos, nos invita a “correr con perseverancia la carrera que tenemos por delante, fija la mirada en Jesús” (Hb 12, 1-2). Hay quien puede llevársela a paso lento o estar totalmente paralizado.

Texto: Darwin Ail

Foto: Cortesía