Armando Escalante
Periodista y analista político
Sindicatos de todo tipo, empleados de gobierno, militares, marinos, policías, miles de abuelitos y pobres, muchos pobres en general, fueron usados ayer en todo el país —Yucatán incluído— como carne de cañón en la (absurda) consulta que ordenó el señor Manuel López Obrador, con el único fin de medir su popularidad y sobretodo, con el propósito de mancillar al Instituto Nacional Electoral para luego pedir su extinción.
Pese a los enormes, costosos esfuerzos de acarreo —facilitación de transporte— que desplegaron gobernadores, alcaldes, legisladores y activistas del partido creado por amlo, la meta de participación en esta consulta pareció imposble de alcanzar, como se predijo. Lograr que salieran 37.1 millones de votantes, es una medida que se antojaba imposible, aún siendo el convocante altamente popular porque la mayor parte de la gente sabía que fue un proceso absurdo e innecesario.
De acuerdo con una muestra oficial del INE, menos del 20% de participación (entre 17 y 18.2 %) es no solo un gran fracaso para los fanáticos seguidores del presidente sino la confirmacion de que Manuel López ha perdido más del 50% de su voto duro, unos 15.5 millones de electores, aunque ellos han salido a “vender” falsos conceptos de que se pusieron un tercio de las casillas, lo cual es absolutamente falso.
Debilitar al INE —dejarlo sin recursos— atacándolo todos los días desde Palacio Nacional, le ha granjeado pocos dividendos al tabasqueño: la participación se vio muy afectada en varios estados del país, pese al acarreo de miles de adultos mayores incluso en sillas de ruedas, muletas, con bastón y hasta usando “burritos” para auxiliarse, en una clara estrategia que armó el partido del presidente, sembrando algunos conflictos y problemas de toda índole, que no pasaron a más.
En realidad, la consulta de $1,700 millones (más los recursos partidistas para promoverla) fue un experimento que le sirvió al presidente para mirar —desde las alturas como si fuera una fotografia vía satélite— el tipo de trabajo que le falta por hacer en cada ciudad. Hoy su partido ya sabe exactamente qué hacer en 2024 y volverá a otro ensayo en unos meses más.
México fue un enorme, gigantesco laboratorio de pruebas donde López ensayó lo que hará en las próximas elecciones a gobernador en varios estados donde ya podrá prever con anticipación cómo le irá. Es obvio que con esta movilización realizada con mucho dinero, los activistas que reclutó el partido en el poder tienen ahora un mapa muy exacto de lo que sigue y sobretodo, de cuándo más recursos y pastoreo necesitarán. La “arrolladora victoria” del mandatario se daba por descontada aunque los focos rojos por posibles robos y relleno de urnas, tachado previo de boletas, y ataques a funcionarios de casillas, se encendieron, sin afectar el curso normal de la jornada que fue otro éxito para el INE. La verdad se creyó que lograría muchos millones de votos más pero no fue así.
Ha sido otra victoria pírrica del tabasqueño con el mismo mal sabor de boca que seguramente le han dejado a él otras confrontaciones que ha ordenado (como la destrucción del aeropuerto de Texcoco, la suspensión de una cervecera en el norte, el juicio a expresidentes, la ley eléctrica, etcétera) y que él bien sabe solo han sido falsos debates, manipulados por todo el poder que tiene y no por ser en realidad temas de interés nacional.
Así las cosas, pese al fuerte boicot, el INE le demostró a López Obrador que se trata de una institución capaz de organizar comicios muy a pesar de los intentos que él ordenó para generar una condena social, misma que solo vive entre sus más peligrosos seguidores que han sido envenenados por ese desprecio que tiene hacia las instituciones y que a diario los alimenta desde muy temprano con decenas de mentiras y datos falsos que cada vez le cree menos gente. Ayer lo comprobamos.