Política y pobreza en México

mad631211@yahoo.com

México tiene en 2018 más de 132 millones y medio de habitantes, en un clima de violencia desbordada (con decenas de miles de muertos desde 2006), con rezago educativo (sólo tres de cada diez jóvenes tiene acceso a la educación superior), alzas a la gasolina (herencia de la administración Calderonista) y con 53 millones de mexicanos pobres.

Eso no es lo peor, sino que parece ser que nos estamos acostumbrando a ello y se ve como algo perfectamente normal. Es cierto que las cosas no se van a solucionar de la noche a la mañana, porque se trata de problemas que tardaron años en generarse, pero lo irónico es que México es un país rico, con recursos naturales, con gente trabajadora y tierras fértiles.

El balance de los últimos 18 años no es alentador. Bueno, tampoco lo es el de los anteriores, por lo que no es raro que con desesperación la gente haya creído en una promesa de cambio y hubiese transformado el panorama político nacional en las elecciones del 1º de julio, cuando en su tercer intento ganó Andrés Manuel López Obrador y Morena se hizo con la mayoría absoluta del Congreso de la Unión.

A los mexicanos nos prometieron un cambio, un bienestar general y una vida mejor, que empezaría a generarse a partir del 1º de diciembre próximo, pero la realidad puede ser peor: se ha anunciado el despido de 200 mil burócratas (casi un millón de mexicanos afectados directamente), así como la reubicación de miles más, que serán dispersados por todo el país. Sumemos que los artífices de ese desastre económico, esos viejos políticos de tiempos de De la Madrid, de Salinas y de Zedillo, estarán nuevamente en la administración pública federal en el siguiente sexenio. El panorama se ve más complicado para el país.

¿Disminuirá la pobreza? Difícilmente. En todo el siglo XXI y desde finales del siglo pasado, cada año se han destinado millones de pesos en recursos para el combate a la pobreza, pero hay más pobres y, según los datos de la Coneval, en 2014 la cifra llegó a más de 55 millones, cantidad que ha ido descendiendo paulatinamente.

¿Qué es lo que pasa? ¿Por qué no se puede eliminar la pobreza pese a los programas y recursos? Quizá sea un problema de planeación, pues el dinero asignado no da los resultados esperados y, por el contrario, mientras más recursos se destinan cada año, también aumentó la migración hacia el vecino país del norte y aumentaron los pobres dentro de nuestras fronteras. Esto muestra que no basta con los buenos deseos y los discursos bonitos, porque la pobreza es un problema que debe atacarse integralmente; generar recursos en vez de basarlo todo en el reparto pagándoles “por ser pobres”.

Pero el tema de la pobreza es algo redituable y de enorme capital político. Ha sido puesto en el escenario por todos los partidos políticos, de derecha e izquierda, sin importar jugar con la esperanza de millones de mexicanos, quienes esperan aún mejores condiciones de vida.

El éxito o fracaso de los programas emprendidos tardará algunos años en verse, el avance será gradual, pero lo importante es que todos “jalen parejo” y no únicamente asuman posiciones discursivas y antagónicas que a nada conducen, y sí en cambio generan desesperación y enojo en un pueblo mexicano, cansado de la miseria y anhelante de un destino mejor.

Educación, trabajo y alimentación deberían ser los ejes de-las políticas públicas para erradicar la pobreza; con esos tres elementos se combate el rezago social, la marginación y la pobreza. Pero si se erradica este último, terminará también el beneficio político de tratar a los pobres como un botín electoral.
Hasta la próxima…

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