¿Por qué los grandes y buenos?

Por Carlos Pérez

“Para mi querida familia, algunas cosas me gustarían decir pero, antes que nada, para hacerte saber que llegué bien. Estoy escribiendo esto desde el cielo. Aquí habito con Dios arriba. Aquí, ya no hay lágrimas de tristeza; aquí está el amor eterno, por favor, no seas infeliz, solo porque estoy fuera de vista, recuerda que estoy contigo cada mañana, mediodía y noche mi estimada familia”.

Estas son algunas palabras del hermoso poema de Ruth Ann Mahaffey, y hoy les escribo porque esta pandemia cobró una vida, pero una muy cercana y querida para este servidor y mi familia; sé que la columna es para escribir de negocios, pero con la anuencia del lector, no puedo dejar de dirigir este espacio hoy para hablar de las grandes y buenas personas que este Covid nos está quitando, el Dr. Orlando Piña Basulto.

Historia de México, mundial y local, política local, nacional e internacional, cine, música y teatro de cualquier país y género, literatura en todo contexto, gastronomía local, bromas y chistes, pero sobre todo medicina y el área de la salud será lo que ya no podremos escuchar los que tuvimos oportunidad de conocer al Dr. Orlando Piña. No había tema que no disfrutaras platicar con él, era voz de opinión pública, pero con profundos razonamientos, asiduo lector de cualquier libro que cayera en sus manos. Con gran responsabilidad y sensibilidad hacia los demás en su desarrollo profesional, desde la política, la educación, la investigación, no hubo escenario en el que no haya participado, por lo que su influencia siempre estuvo presente.

Antes de irse se encargó de cumplir una de las encomiendas que siempre recomiendan para la vida: viajar y conocer otros sitios.

En una charla con el Doctor siempre asomaba su última visita a algún lugar, podría ser fuera de nuestro país, en México y nuestro Estado; todo conocía, y su plática invitaba a la visita, si querías saber de algún sitio no podías dejar de preguntarle.

Ante esta pandemia que no le vemos luz al final, cada vez leemos, ya no el número de personas que nos dejan, sino el nombre de la persona que perdemos, y esto nos obliga a tener más conciencia de esta situación, hacer de la sensibilidad nuestra forma de vida. Hoy ofrezco un homenaje a un médico ejemplar, a un esposo y papá intachable, a un hombre y amigo irremplazable y como menciona la poeta Mahaffey, Orlando desde ahí nos dice: “Aquí está el amor eterno y estaré siempre contigo de mañana, mediodía y noche”.

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