El alcalde de Hecelchakán, José Dolores Brito Pech, afirma que buscan aprovechar el impulso del Tren Maya en el municipio y el ritual tradicional del Día de Muertos
El alcalde de Hecelchakán, Campeche, José Dolores Brito Pech, afirmó que aprovecharán el impulso del Tren Maya en el municipio para lograr que Pomuch alcance el título de Pueblo Mágico, pues “el turismo es el futuro económico” del estado.
El edil aseguró que ya hicieron los procedimientos necesarios para que Pomuch y su limpia de huesos sea considerado Pueblo Mágico, pues no sólo es observar el ritual en temporada de difuntos, sino aprovechar la historia de pueblo y el Tren Maya, que se inaugurará a finales de año.
Se han sostenido reuniones con el secretario de Turismo de Campeche, Mauricio Arceo, así como con la dirección del Instituto Nacional de Antropología e Historia (Inah) en la entidad, para trabajar en otros proyectos que culminen en productos turísticos llamativos a los visitantes, pues todo el año tienen visitas al cementerio principal para ver los osarios con los restos de los antepasados del pueblo.
“En Hecelchakán, no sólo tenemos a Pomuch, también tenemos a Xcalumkín un complejo arqueológico que nos quiere piratear Dzitbalché; tenemos haciendas, también esta la Isla de Jaina, considerado el cementerio maya prehispánico más importante de Mesoamérica, y otras actividades. Pero convertir a Pomuch en Pueblo Mágico es una prioridad para el Ayuntamiento, y será un parte aguas en la historia turística del municipio”, expresó.
Además, Brito Pech hizo un enérgico llamado a la División Tren Maya y al Fondo Nacional de Fomento al Turismo (Fonatur) para cumplir con los acuerdos de darle mantenimiento a las carreteras y calles usadas para los trabajos del proyecto federal, pues son constantes los accidentes por estos daños a la infraestructura.
Pomuch es reconocido como el pueblo donde cada año se exhuman los huesos de los muertos para limpiarlos y así honrar su memoria. Una vez limpios, los restos de los difuntos son envueltos en un manto blanco y se colocan en un osario, con el fin de sentir una mayor cercanía con los seres que ya no se encuentran en la tierra.
La limpieza de los huesos no se lleva a cabo únicamente durante el 1 y 2 de noviembre, sino que este rito comienza a partir del 25 de octubre. Para esta tradición se utilizan brochas y trapos, y en el ritual participan los familiares de los difuntos y sus allegados.
Los osarios son adornados con flores naturales y se colocan algunas veladoras para iluminar el camino del difunto. Eso sí, esta tradición se cumple únicamente pasados los tres años de la muerte de la persona cuyos restos serán limpiados. Antes de cumplido ese plazo, los restos permanecen en una bóveda sellada.
Texto y foto: Agencias