Provocadoras

Por Carol Santana 

Si no han estado pendiente de las noticias tal vez no sepan que el pasado viernes las mexicanas tomaron las calles en diferentes partes del país para unirse a una ola de manifestaciones luego de las declaraciones de la Jefa de Gobierno, Claudia Sheinbaum al decir que no “caerán en las provocaciones” que causaron las feministas.

Armadas de escarcha, mujeres en todo el país se unieron para exigir justicia y demostrar su hartazgo ante la violencia con la que nos toca vivir todos los días, misma que al parecer no representa una prioridad para el actual gobierno que terminó cayendo en aquello que había jurado destruir: campañas de deslegitimación contra el movimiento y en especial contra la víctima de 17 años al llamarla mentirosa públicamente.

Lejos de las irregularidades del caso que, a nadie le sorprenden, el hartazgo de las mujeres se incrementó durante toda la semana gracias a la falta de empatía de la sociedad que se preocupan más por unas puertas que por la vida de millones de mujeres.

La marcha del día 16 de agosto acabó siendo el foco en todos los medios del país, sin embargo no porque se visibilizaron las exigencias de las mujeres, sino porque se enfocaron en los “estragos” al Ángel y al metro, así como al reportero que fue atacado por otro hombre durante de la marcha.

De nuevo las feministas acabaron siendo las malas, las exageradas, las violentas aún cuando el grafiti, y los “destrozos” también forman parte de la realidad de muchas celebraciones cuando gana un equipo de fútbol —o pierde—.

Por internet, la conversación era la misma: “así no se hacen las cosas”, “ellas no me representan”, lamentablemente ya lo hemos hecho, millones de veces y las cosas siguen igual o peor.

Hace unos meses una chica se convirtió en la burla por “bailar por las que ya no están”, y aunque se estaba manifestando de manera pacífica, sus gritos no fueron tomados en serio.

Hoy miles de mujeres demostraron que ya estaban hartas del sistema que las mata, tortura y violenta todos los días. Y la conversación no puede seguir siendo la misma: no es hombres vs mujeres, es mujeres vs. el machismo y la violencia de género; y si hay algún reclamo con el que no nos sintamos cómodos, quizás es momento de revaluar por qué a la mitad de la población le molesta tanto eso que a mí me parece normal.

La realidad es que nos están matando y ya no sabemos qué hacer; quizás la próxima vez que nos ataquen nos vestimos de monumento para que al menos nos intenten hacer justicia.

 

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