Puntuación social, ¿ficción o realidad?

¿Se imaginan que aspectos esenciales de nuestra vida, como el trabajo al que podemos acceder, que nos concedan un crédito, o la escuela para nuestros hijos dependieran de una puntuación basada, entre otras cosas, en nuestra actividad a través de las redes sociales? Si creen que es imposible, habría que preguntar al personaje de ficción Lacie Pound, protagonista del episodio “Nosedive” de la serie de ficción “Black Mirror”, a quien da vida Bryce Dallas Howard.

DE LA FICCIÓN A CHINA

Esta joven vive en una distópica sociedad, como acostumbran a plantear en la serie “Black Mirror”, en la que, en un mundo aparentemente colorido, la sociedad, las personas, mediante una “app”, tienen el poder de hacer que cualquiera de sus conciudadanos suba o baje en la escala social.

Y de esa posición que cada uno ocupa, basada en las puntuaciones con las que quienes les rodean valoran en cada interacción, dependen cosas tan importantes como la posibilidad de ascender en el trabajo, obtener un crédito para una casa o vehículo, o recibir mejor atención médica.

Aunque esto parece imposible en el mundo en el que vivimos, lo cierto es que China implementó hace pocos años un Sistema de Crédito Social cuyas semejanzas con ese episodio de ficción copó titulares y dio mucho de qué hablar.

Conocido como SCS, empezó a gestarse allá por 2014, sigue en progreso y evolucionando: “podría llegar a convertirse en un sistema único de puntos a nivel nacional”, según la revista mensual de negocios estadounidense, Fast Company.

Actualmente, algunas de sus facetas están vigentes en todo el país y otras únicamente en algunas regiones, de la mano de gobiernos locales o dirigidas por gigantes tecnológicos, como Alibaba Group o Tencent Holdings Limited.

Al igual que en “Black Mirror” el SCS califica a las personas teniendo en cuenta varias cuestiones: tener deudas, ser crítico con el Gobierno, dedicar demasiado tiempo a los videojuegos, cuestiones de religión o legalidad, de higiene, etcétera. Todo ello puede restar puntos. Por el contrario, ser caritativo, o buen hijo -llevando, por ejemplo, a los padres al médico-, son acciones favorables. Así, con base en estas calificaciones, las personas en la capital china, Beijing, pueden formar parte de una lista negra (aquellos que han transgredido reglas), o de otra roja (equivalente a una “lista blanca” pero con ese cariz comunista del color rojo).

DESDE CHINA AL MUNDO ENTERO

Las consecuencias, igual que en “Nosedive”, repercuten directamente en la vida, no solo de los usuarios calificados, sino de sus allegados porque esa valoración permite elegir la escuela a la que podrán ir los hijos, la calidad de la conexión a internet, el uso del transporte público o los puestos de trabajo; incluso, la opción de salir de China puede estar supeditada al SCS.

Yendo más allá, ya no solo es que los usuarios puedan sufrir la estigmatización social en forma de una lista negra pública, según indican desde Fast Company, sino que, de acuerdo con información de Magnet (Xataka) -publicación con las últimas noticias y las novedades más importantes para entender internet-, estas puntuaciones del SCS se están colando también en las “apps” para ligar, e influyen, por tanto, en las posibilidades de encontrar pareja y en el tipo de gente con la que podrían llegar a chatear.

Pero, al parecer, en Occidente también hay sitio para emular “Nosedive”. “Los gobiernos son peligrosos porque tienen acceso a todo lo que has puesto en el buscador de Google”, dijo Edward Snowden en una entrevista con el diario “online” español eldiario.es.

“Cuando pienses en el poder de estos gobiernos, debes saber que proviene de los datos corporativos”, afirmó también este exagente de la CIA estadounidense al mismo medio.

Y es que no solo se trata de nuestros actos individuales sino de todo nuestro entorno: “aunque tú no tengas una cuenta de Gmail, toda la gente que conoces sí la tiene, y guardan copias de tus comunicaciones”, explicó Snowden.

De acuerdo con la revista estadounidense Forbes, el Departamento de Servicios Financieros de Nueva York anunció que, a la hora de contratar un seguro de vida, las aseguradoras pueden basar la cuantía de las primas en las publicaciones que sus clientes hagan en redes sociales.

Según Fast Company, lo tendríamos en la compañía PatronScan, diseñada para ayudar a los restaurantes y bares a “administrar clientes”. Una administración basada en detectar “a alborotadores o identificaciones falsas”, escaneando la ID de los clientes en la barra.

Así, si alguien está en la lista negra de algún local perteneciente a PatronScan, los dueños de otros bares y restaurantes, que también sean usuarios de esta plataforma, podrán detectarlos, por lo que su entrada podrá ser restringida en todos ellos.

Además, en una época en el que el transporte vía “app” está comiéndole terreno a los taxis, pedir un servicio en Uber también puede estar supeditado a la valoración que tengamos como clientes. Y es que no solo los usuarios califican a los conductores.

De acuerdo con Fast Company, desde Uber también se valora al pasajero. Un cliente con una puntuación significativamente baja podría estar vetado de la aplicación y no podría volver a utilizar esos servicios.

Lo mismo sucede si queremos alquilar un alojamiento con AirBNB: pueden deshabilitar la cuenta de cualquier usuario sin darle ninguna explicación sobre los motivos, en función de la valoración que un anfitrión le haya hecho.

Otro ejemplo: WhatsApp puede excluir a un usuario si, por ejemplo, ha sido bloqueado por otros demasiadas veces, o por otras conductas que la compañía considere ilícitas.

De seguir así, Snowden tiene claro el resultado: “estas compañías “opacas”, que no responden ante la ciudadanía, habrán cambiado la manera en que la gente lee, come, conduce, trabaja, piensa y vota”. Estemos atentos.

Texto y fotos: EFE

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