Domingo de Ramos es el inicio de la Semana Santa, en la liturgia de este día podemos observar dos conductas del pueblo judío, los vivas de alegría al momento de que entró Jesucristo a Jerusalén: “Hosanna, bendito el que viene en nombre del Señor. Bendito el reino que llega, el reino de nuestro padre David. ¡Hosanna en el cielo!” (Mc 11. 10) y una segunda escena del crucifícalo: “Pilato tomó de nuevo la palabra y les preguntó:
¿Qué hago con el que ustedes llaman rey de los judíos? Ellos gritaron de nuevo: ¡Crucifícalo! Pilato les dijo: Pues ¿qué mal ha hecho? Ellos gritaron más fuerte: ¡Crucifícalo! Y Pilato, queriendo dar gusto a la gente, les soltó a Barrabás; y a Jesús, después de azotarlo, lo entregó para que lo crucificaran”. (Mc 14. 1.15) Hoy eres héroe mañana, tal vez mañana serás villano, conducta muy propia de las masas, las masas son tan antiguas como el hombre, podemos definir masa como la multitud, el gentío, con caracteres de agrupamiento impersonal, o también puede entenderse masa en oposición a las élites. Ortega y Gasset en su escrito “Rebelión de las masas”, nos dice que el hombre masa es todo el que no se valora, el que no se exige a sí mismo.
Alma vulgar, afirma e impone el derecho a la vulgaridad en torno suyo. El hombre masa es el niño mimado de la civilización, que da rienda suelta a sus deseos, rechaza toda ley. Anárquico y violento, suprime todo lo legal para imponer sus caprichos, la masa es la barbarie en auvisión e internet, desbocan sus conductas y pensamientos, erigiéndose jueces de los demás, linchando sistemáticamente a aquellos que no están de acuerdo a los intereses de la masa. El filósofo Popper expone el daño de los medios masivos hacia los jóvenes, se bombardea la mente de los jóvenes con violencia, el poder de los mass media es enorme, por eso debe ser controlado democráticamente. La humanidad a través de las masas se siente libre de trabas, con tanta libertad nos encontramos con multitud de almas vacías, necesarios son el orden y la moral. La necesidad de un guía es indispensable.
San Beda nos recuerda que Jesucristo es el guía, al afirmar: “No se dice que el Salvador sea rey que viene a exigir tributos, ni a armar ejércitos con el acero, ni a pelear visiblemente contra los enemigos; sino que viene a dirigir las mentes para llevar a los que crean, esperen y amen, al Reino de los Cielos; y que quisiera ser rey de Israel es un indicio de su misericordia y no para aumentar su poder”.
Texto: Roberto Atocha Dorantes Sáenz*
robertodorantes01@gmail.com
