Salutogénesis, una herramienta de superación

Estrés, ansiedad, tristeza, nerviosismo, soledad. Son malestares que, en distinto grado y de un modo u otro, todos hemos sufrido con la pandemia. La salutogénesis los aborda centrándose en aquellos factores que contribuyen a que permanezcamos sanos, a pesar de vivir en condiciones desfavorables o muy negativas.

La crisis sanitaria y lo que conlleva han aumentado los síntomas de malestar psicológico en la población, y previsiblemente seguirá haciéndolo, pero habría que hacer más para preservar la salud mental, según Ángela Jordana, fundadora y directora de la Escuela de Competencias para la Vida y la Salud (ECVS).

Una escuela que ha nacido como “escuela digital, pero la idea es que tenga un espacio físico próximamente, y seguramente, será en Barcelona (España)” y donde se aborda esta situación “con nuevo enfoque,  llamado salutogénesis”.

“La tendencia actual dirigida a la prevención de la enfermedad no se aplica lo suficiente a las dolencias mentales, que se detectan cuando manifiestan signos graves”, advierte Jordana, que anteriormente fundó el WHI-Institute y que imparte cursos de autoconocimiento y liderazgo y ahora presenta la ECVS. 

Jordana es farmacéutica y se ha especializado en transformación del liderazgo (Leadership transformation) y alfabetización en salud, (Health Literacy), tras una carrera como alta directiva en multinacionales farmacéuticas durante 25 años.

Recalca que la pandemia ha cambiado el modo en el que vivimos. “Escenarios que eran seguros, como reunirse con la familia ahora no lo son, y mucha gente ha perdido su trabajo y otros, han cambiado por completo su vida”, lamenta.

“Estas situaciones influyen en el funcionamiento del individuo, en su sistema inmunitario y hormonal, y lo colocan en un estado susceptible de sufrir ansiedad, depresión, estrés o nerviosismo. Cuando esos síntomas se van enraizando y calando, se pueden convertir en un problema de salud. Por eso, la prevención es clave”, asegura.

La ECVS (https://competenciasparalavida.org) nace tras constatar que los individuos necesitan, ahora más que nunca, acompañamiento para preservar y mejorar su salud mental.

Jordana señala que este centro ofrece diversos recursos, de modo presencial y en línea, para acompañar a las personas a adaptarse a los cambios, “para ganar calidad de vida y poder mejorar su situación, en un proceso de aprendizaje con un enfoque práctico”.

“El objetivo es prevenir enfermedades silentes o evitar que empeoren las diagnosticadas y ayudar a los familiares que cuidan a los enfermos y a menudo sufren en silencio”, señala.

“En lugar de ofrecer cursos de ‘soft-skills’ (habilidades blandas), la ECVS presenta y ayuda a utilizar herramientas que nos permiten encontrar el sentido propósito de nuestra vida desde una mirada de ‘ciclo de vida’ y unirlo a nuestros objetivos de salud, partiendo de fundamentos científicos”, señala su fundadora.

Estas herramientas se fundamentan en las iniciativas de promoción de la salud mental de la Organización Mundial de la Salud (OMS) y en un enfoque innovador denominado  salutogénesis, “una reciente teoría científica que protege la salud física y mental basándose en los activos, competencias y recursos que la promueven y hacen posible”, indica.

“En un significado muy amplio, la salutogénesis protege la salud ocupándose de los factores que contribuyen a que las personas permanezcan sanas a pesar de vivir condiciones desfavorables o muy negativas”, explica Jordana a Efe

LA SALUD DEBE SER RECREADA CONSTANTEMENTE

Este modelo y a la vez teoría científica fueron descritos por primera vez en detalle por el sociólogo israelí-estadounidense Aaron Antonovsky  en su libro ‘Health, stress, and coping’ (Salud, Estrés y Afrontamiento) publicado en 1979.

“La salutogénesis sostiene que el ser humano tiende por naturaleza al desequilibrio, la enfermedad y el sufrimiento, perdiendo con el tiempo la capacidad de reordenarse. Su salud debe ser constantemente recreada puesto que el caos y el estrés forman parte de las condiciones naturales de la vida”, señala Jordana.

Explica que la enfermedad se da en un ser humano particular en un momento dado de su vida y ninguna tiene una única causa. “Incluso cuando se identifican factores que predisponen a sufrir una enfermedad, estas vulnerabilidades no existen de manera aislada”, puntualiza.

Para la salutogénesis “nuestro organismo es un sistema de sistemas, en el que todo está en interrelación. Es una máquina perfecta en su cometido de armonizar los intercambios energéticos a un nivel micromolecular, donde se dan multitud de reacciones físicas y bioquímicas como respuestas condicionadas de autorregulación”, indica a Efe.

Jordana destaca que esta teoría “ofrece un modelo de unificación, entiende a las personas en toda su complejidad, en su contexto sociocultural y en su interacción con el mundo y se ocupa de los factores que influyen en el proceso de la enfermedad y, sobre todo, en los que generan salud”. 

Este enfoque considera que la salud no es un estado de equilibrio pasivo, “sino un proceso inestable, de autorregulación activa, dinámica y multidimensional, y se distingue por su énfasis en hallar y desarrollar los recursos, activos y competencias que permiten que la salud sea constantemente recreada”, según Jordana. 

“En el caso de los trastornos mentales la salutogénesis relaciona la salud con el estrés, pero rechaza que los factores estresantes sean intrínsecamente negativos, considerando que pueden tener consecuencias saludables o beneficiosas, dependiendo de sus características y, sobre todo, de la capacidad de las personas para resolverlos”, apunta.

DETERMINACIÓN Y CONFIANZA ANTE LA DIFICULTAD

En ese contexto surgen las tres “preguntas salutogénicas” que se planteó Antonovsky  y fueron claves en la fundación de este nuevo modelo y la teoría científica.

Estas preguntas son: ¿Por qué las personas se mantienen saludables a pesar de estar expuestas a tantas influencias perjudiciales? ¿Cómo se las arreglan para recuperarse de enfermedades y adversidades? ¿Qué tienen de especial las personas que no enferman a pesar de la tensión más extrema?.

Antonovsky se planteó estas preguntas al investigar a mujeres supervivientes de los campos de concentración nazis, y descubrir que cerca de un tercio de ellas alegaron tener una salud mental relativamente buena y una vida satisfactoria, a pesar de sus experiencias traumáticas, siendo capaces de amar, establecer buenas relaciones sociales, tener hijos, familia y trabajo.

“Este nuevo enfoque impulsa  a los profesionales que cuidan de la salud mental a desarrollar una mirada amplia hacia la persona que nos llevar a comprender al ser humano, con un sentido de coherencia, como un ser no sólo físico, social y mental, sino también anímico y espiritual”, según la directora de la ECVS.

“La salutogénesis aborda el estrés, un concepto clave en esta teoría, como una habilidad que, adecuadamente entrenada, nos permite encarar la vida y sus problemas de una manera que hace más fácil afrontarlos,  al ver el mundo y, sobre todo, la propia vida, como significativa, comprensible y manejable”, señala. 

“Un paso fundamental al encarar las dificultades que nos presentan los acontecimientos es hacernos conscientes de los desafíos que nos plantean. Si rechazamos, nos enrabietamos o entristecemos, no sacaremos nada de los retos que tenemos por delante, no creceremos ni en salud ni como seres humanos”, enfatiza.

Texto y fotos: EFE

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