EL DETERIORO DE la figura paterna no es un tema mínimo sino al contrario, uno muy importante porque el padre ha sido la referencia para el orden y el trabajo en los hogares, que se verán perdidos o al garete si la vida cotidiana se realiza sin esos dos valores que estaban representados en papá. A menudo considerado como victimario, el padre suele ser la primera y más frecuente víctima de las presiones de la vida diaria, empezando por las que tiene que superar para ganar el sustento propio y el de toda su familia. Muchos creen que la lucha del padre requiere poco esfuerzo, y sin embargo las cifras de, por ejemplo, suicidios en el estado indican que 8 ó 9 de cada 10 de éstos son cometidos por hombres. Pero lo más importante de ese deterioro de la figura paterna es que sin el padre se pierden valores muy importantes no sólo para la convivencia social, sino también para la superación personal: amor al trabajo, tenacidad, resistencia y fortaleza física y mental, lealtad, respeto a los demás, dignidad, previsión y un largo etcétera.
Y OTRA VEZ hay tanta información que abordaremos dos temas en este párrafo. Primero ratificamos nuestra opinión de que la actual administración estatal está decidida a cerrar a tambor batiente, con la ayuda del gobierno federal. Así, ayer la SCT anunció que el 15 de agosto es la fecha en que se entregará terminado el nuevo distribuidor vial de la salida a Progreso, y además reveló que en los próximos meses se cambiará la iluminación del Anillo Periférico, para usar lámparas de tecnología led y reducir en 60% el gasto que las actuales representan. Y el otro tema es el relativo a la premura con que PRI y PAN salieron a aclarar que no son responsables de ciertas encuestas que consisten en llamar en la madrugada a los ciudadanos para preguntarles por quién van a votar el 1 de julio. Hace poco circuló un chiste en el que Pepito dice que su madre sería la siguiente presidenta, a juzgar por las respuestas que recibió en llamadas que hizo de madrugada para preguntar “¿Quién cree que será el próximo presidente?”. Nos parece que las encuestas, o más bien sus autores, están perdiendo el poco respeto que todavía conservaban.
Por Gínder Peraza
