SEGUNDA PLANA – PUNTO MEDIO

EL INE APROBÓ un histórico presupuesto para las campañas que desembocarán en las elecciones del 1 de julio de 2018: autorizó que los partidos se repartan 13,000 millones de pesos, de los cuales 6 mil 700 serán para las campañas federales y el restante, para los procesos locales. A muchos nos parecen cifras de locura, que se comparan desfavorablemente con el dinero que se asigna a rubros mucho más importantes como educación, salud y seguridad. Tan exorbitante es ese gasto que dentro del mismo INE ya se aceptó que es necesario revisarlo para reducirlo, pero eso será hasta después de los comicios del año próximo. Tratando de justificar tan alta suma, un funcionario de ese instituto explicó genialmente que si no se les da ese dinero los partidos podrían caer los pobres en manos de fuerzas oscuras, como el crimen organizado o inversionistas de alto nivel que después podrían chantajearlos. En otras palabras, los dirigentes partidistas son gente con la que hay que tener cuidado, porque son susceptibles de ser sobornados o comprados con dinero mal habido. Lo peor es que de entre ellos tenemos que escoger a los que nos van a gobernar. ¡Qué bonito!

DIMES Y DIRETES surgieron luego de que se dio a conocer que los gobiernos federal y estatal firmaron un acuerdo para que 35 millones de pesos –otras fuentes hablaban de 40– que estaban originalmente autorizados para remodelar el parador turístico de Chichén Itzá sean asignados a la segunda etapa del Centro Internacional de Congresos, que está en construcción en el cuadrángulo que forman las calles 60 y 62 y las avenidas Colón y Cupules. Empresarios turísticos y líderes de vendedores de artesanías expresaron de inmediato su desacuerdo, y en ese sentido tienen todo el derecho de dar su opinión, pero con todo respeto hay que pedirles que no olviden una cosa: el gobierno tiene todas las facultades para reasignar las partidas de sus presupuestos que considere necesario, y esto no puede calificarse como ningún tipo de malversación. Eso sí, sería deseable y políticamente correcto que apenas se pueda la obra que se está atrasando en tan importante zona arqueológica reciba del nuevo los fondos que necesita.

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