Segunda Plana – Punto Medio

PARA QUIENES vimos de cerca la disolución del ejido henequenero yucateco parece claro que el mayor mal que se le hizo a nuestros campesinos es que se les enseñó a ser perezosos, a esperar siempre que el gobierno soltara recursos para vivir gratis, para no tener que trabajar. “Que te mantenga el gobierno” era una de las frases más utilizadas para zaherir a un haragán; y otra, la que plantea que “Si los de arriba roban, ¿por qué yo no lo voy a hacer”, es lastimosa comprobación de lo profundamente que permeó la corrupción en el campesino yucateco, al menos en el que vivía del henequén. Por otro lado, en el ejercicio periodístico recordamos que una vez don Roberto Pinzón Álvarez, a la sazón director de la Japay, explicaba cómo se introducía el servicio de agua potable en las más humildes colonias del sur meridano. “Podríamos darles el servicio gratis, pero lo que no cuesta no se aprecia y se desperdicia, así que les hacemos un cobro, aunque sea simbólico, de $20 al mes”, indicaba el funcionario. En ambos casos es fácil constatar que para una verdadera transformación de los sectores humildes no se requiere regalarles cosas, sino enseñarles cómo conseguirlas con trabajo honesto y tenaz.

Y AHORA QUE Ricardo Anaya, el precandidato del PAN a la Presidencia, promueve lo que llama Ingreso Básico Universal (seguramente el eterno presidenciable Andrés López declararía que eso ya él lo había propuesto, lo cual es cierto), no podemos menos que advertir de nuevo sobre el riesgo de generar una sociedad sin espíritu, sin capacidad de crítica y que no sepa ganarse la vida con honradez. Anaya defiende su propuesta con varios argumentos, y habrá gente que se la elogie, pero habrá otra que le diga que muy probablemente con ese proyecto estaría fomentando la cultura de la dádiva y, lo que es aún más peligroso, generando una sociedad apática para participar en la política. Si alguien te mantiene, si alguien te regala lo que necesitas para vivir, ¿de verdad estarías impulsado a tratar de trabajar y superarte? Ante los niveles que ha alcanzado la corrupción en nuestro país, se antoja muy difícil que ésa sea la reacción mayoritaria que genere el Ingreso Básico Universal.

 

Por Gínder Peraza

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