SEGUNDA PLANA – PUNTO MEDIO

“GRILLO, ¿YA VISTE que tu nombre está en la lista de los que recibieron apoyos de un programa forestal?”. El campesino cincuentón abrió los ojos sorprendido, pero sí, su nombre estaba en una lista que aparecía en un periódico local y que un compañero suyo descubrió cuando envolvía papayas con ese papel. Al día siguiente Grillo estaba en las oficinas de la Sedesol, donde un funcionario lo atendió y, tras escuchar que el visitante quería presentar una denuncia, reconoció que, efectivamente, el nombre del campesino estaba entre cientos de quienes supuestamente habían recibido dinero de un programa forestal; supuestamente, porque en realidad ni siquiera había solicitado su inclusión entre los aspirantes al apoyo. El funcionario le explicó que los recursos ya habían sido entregados y no le podían pagar lo que aparecía que recibió. “Pero en lugar que denuncies, ¿no te gustaría que te pusiéramos en la lista para los apoyos del año próximo, que se darán por ahí de marzo?” (era septiembre). “Desde luego que sí”, fue su respuesta, y le prometieron que lo iban a incluir en un programa para pequeños ganaderos. Hasta ahora sigue esperando…

EL CASO QUE LE acabamos de relatar es totalmente verídico, y es sólo uno entre decenas o cientos de los que se manejan en la oscuridad cada año. Ahora mismo, por estos días, los pequeños ganaderos del interior del estado pasan apuros por la sequía, que los deja sin pasto para su ganado. Un programa estatal anunció el reparto de costales de forraje para apoyarlos pero, como pasa siempre, hay que pagar la mitad de lo que cuestan, y no todos tienen $40 para cubrir lo que les piden por cada unidad. Si un ganaderito tiene veinte reses, para capotear la sequía necesitaría un mínimo de 200 sacos, lo que multiplicado por $40 arroja $8,000. Y como siempre, repetimos, los que tienen dinero suficiente compran todos los costales que llegan a cada asociación ganadera o gobierno municipal, mientras los pequeños productores se quedan sólo mirando. Ésa es una de las realidades del campo.

HAY COSAS QUE todos saben que deben hacerse, pero no se hacen. En la edición de hoy damos cuenta de dos de ellas, y la primera es la recuperación arquitectónica del Paseo de Montejo, para lo cual hay al menos tres proyectos que podrían servir de base, pero hasta ahora no se logra el consenso entre los diferentes niveles de gobierno para realizar esa tarea. La segunda, de la que le empezamos a informar ayer y hoy continuamos, es la vigilancia de las cuotas que cobran los colegios particulares por conceptos que van desde el sostenimiento de las asociaciones de padres de familia, hasta el pago de clases de diversos deportes. Se supone que la Profeco tendría que abocarse a la revisión de ese problema, pero uno de los obstáculos a que se enfrenta es la falta de denuncias, quizá porque los afectados no quieren que los señalen como tacaños o problemáticos… Lo cierto es que, hablando del primer asunto, se puede decir que el deterioro de la emblemática vía es producto de una serie de malas acciones particulares; y acerca del segundo tema, hay que decir que ningún problema se soluciona solo, sino que hay que atacarlo, hacer algo antes de que se vuelva una “cosa normal”.

EN CIERTOS MEDIOS impresos y algunos de internet circuló ayer lo que se supone que es un reporte del Inegi basado en datos del Banco de México, de corte muy optimista pues en él se afirma, por ejemplo, que el Producto Interno Bruto para este año sería de 1.7%, mejor pero muy poco que el 1.5% que se había previsto, y también se baten palmas porque el tipo de cambio bajaría de 20.24 a 19.60 pesos por dólar, sin recordar que hasta hace unos meses el precio del billete verde era muchísimo menor. También se afirma, en otro elemento dudoso o por lo menos discutible, que estudios del Inegi mostraron que la confianza del sector empresarial para invertir aumentó en las últimas semanas. Cualquiera que sea la metodología utilizada para sacar esas conclusiones, siempre nos cuesta bastante trabajo conciliar los reportes oficiales color rosa con la terca realidad de tonos grises. Mientras son peras o son manzanas, la mejor actitud ante estas discrepancias es seguir trabajando con todo tesón y si es posible ahorrar, para que una eventual crisis no nos agarre desprevenidos.

 

 

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