Sí, sí es él, el gran nadal

Por Santiago Pell

En respuesta al título de mi columna: “¿Recalcará que sigue siendo el rey de la arcilla?”, puedo decir ¡qué sí! Don Rafael sí lo recalcó en su lugar mágico, en el lugar donde para él los sueños se cumplen, y no sólo se logran una, ni dos, ni tres, sino 12 ocasiones.

Talvez no tenga un pelo de parisino, pero pareciera que fuera de los mismos porque los del lugar lo han recibido y acoplado a su ambiente para que él se sienta como uno más de todos ellos, y cómo no hacerlo cuando el nacido en Mallorca dejó sus mares y playas para dedicarse a la raqueta y pelota para con eso lograr ser en varias ocasiones el #1 del mundo y, así, poder ofrecerles el poder admirar sus momentos más épicos y dignos para los ojos conocedores de algunos que usualmente llevan saco y sombrero sobre su cabello blanco en la audiencia, y también para deleitar a otros ojos nuevos por conocer, de esas personas que suelen llevar gorra y la imagen de la marca de dicho jugador pegada al pecho, enalteciéndolo.

Sin embargo, a Don Rafael no se le confunde con nadie, no con esa cantidad de victorias, no con esa cantidad de Grand Slams, ni con esos movimientos y tiros ininteligibles sobre la naranja arcilla de París.

Sí, sí es él quien recalcó ser el mejor del Roland Garros, ser el rey de la arcilla. Sí es él quien no se achica con nadie ni nada, es él quien da revanchas más no acepta venganzas, es él quien juega cada punto como si fuera el último aunque esté dos sets arriba. Sí es él al que los parisinos se refieren como la bestia que anda suelta en el patio de su casa, y cuando lo veo alzando su duodécimo trofeo me doy cuenta que sí, sí es él, el gran Nadal.

 

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