Por Eutimio Castro
Desde hace varios meses circula en varios medios de comunicación y redes sociales una exitosa campaña de publicidad que promueva la Secretaría de Medio Ambiente y Recursos Naturales que lleva el nombre de “Sin popote está bien”, el cual busca eliminar el consumo de este polímero ligero entre la comunidad, con el objetivo de evitar estragos ambientales de incalculables dimensiones.
De acuerdo a la campaña, este liviano objeto vino a resolver la necesidad de sorber algún liquido de un envase individual, un sencillo objeto que muchos lo hemos conocido desde el inicio de nuestras vidas, un sencillo objeto que en grandes masas hoy está causando grandes estragos en ecosistemas costeros y marinos.
En datos proporcionados por la Semarnat, el Programa de las Naciones Unidas para el Medio Ambiente (PNUMA) refiere que en los últimos 50 años se multiplicó 20 veces la producción mundial de plásticos, cerca de 320 millones de toneladas en ese lapso, de las cuales 8 millones llegaron a mares y océanos y se hundieron, flotan o quedaron estacionados en las playas.
Y en la Conferencia sobre los Océanos 2017 expuso que los océanos contienen 18 mil fragmentos de plástico por Km2, por lo cual anualmente perece un millón de aves, cerca de 100 mil mamíferos marinos de 600 especies, además de tortugas marinas.
En efecto, da gusto ver como la gente está reaccionando positivamente a esta campaña, al dejar de consumir este plástico, pero aún existen muchos establecimientos como los cines, sitios de comida rápida y otros lugares donde los ofrecen como un objeto necesario, pues la bebida para llevar viene sellada, por lo que es necesario el popote para poder sorber el líquido.
Entonces, existe una falta de responsabilidad para hacer efectiva esta campaña, una falta el compromiso de las grandes cadenas para evitar la fabricación, compra y distribución de un sencillo objeto que hoy en día pone riesgo la vida marina, y, por ende, la vida humana.
