Soraya, para siempre

Mary Carmen Rosado Mota
@mary_rosmot
latribunaesnuestra@gmail.com

Hace unos días se confirmó por parte del Comité Olímpico Internacional y por parte del comité organizador que los Juegos Olímpicos de Tokio no se celebrarán este año sino hasta el verano del 2021. Esta decisión, aunque es acertada por la pandemia que atraviesa el mundo, también representa desafíos para los atletas que tendrán que agregar 12 meses más a su preparación.

La gloria olímpica representa muchas cosas. Es la disciplina en su máxima expresión, el coraje de no rendirte aún en la adversidad, es llevar al límite tu cuerpo y tu mente. Sin embargo, escribir tu nombre en la historia del deporte mundial no siempre significa un final feliz.

Soraya Jiménez Mendivil, fue una deportista mexicana nacida en 1977, quien probó diferentes deportes antes de encontrar su verdadero amor: la halterofilia. Incluso hoy existe el estigma referente a los deportes que son más “idóneos” para las mujeres, la mayoría de ellos de arte competitivo. Ya se imaginarán todo a lo que tuvo que enfrentarse una chica de 14 años en la década de los 90 que se dedicaba a levantar pesas.

A pesar de las retos que se presentaron, esta joven de 23 años llegó a los Juegos Olímpicos de Sídney, sin reflectores, sin expectativas por parte de su federación, pero dispuesta a dejar su huella en la historia del deporte nacional.

Fue en septiembre del año 2000 cuando Soraya Jiménez acumuló 222.5 Kg. en la final de halterofilia para colgarse la décima medalla de oro que México conseguía en su historia olímpica, pero esta vez era diferente y muy especial, pues se trataba de la primera mujer mexicana que lo conseguía y lo hizo en un deporte que no encajaba con los estándares del momento. Esa noche en Australia, quizá sin saberlo, cambiaría el rumbo del deporte olímpico en nuestro país.

Como toda leyenda, la vida de Soraya también estuvo llena de claroscuros, pues nunca logró volver al nivel de esos años, con múltiples operaciones en la rodilla por el desgaste que representaba su deporte, un escándalo de dopaje e incluso los graves problemas de salud que acarreó después de contraer la influenza AH1N1 en el 2009. Y no es que estos detalles no sean importantes, es simplemente que hoy prefiero enfocarme en el legado de esta increíble mujer.

¿Qué cambió tras esa medalla hace 20 años? Después de Sídney, nuestro país ha conseguido 21 preseas en las últimas 4 justas olímpicas, pero 14 de esas medallas han sido conseguidas por mujeres en deportes como atletismo, taekwondo, ciclismo, clavados y tiro con arco. Mujeres que también han escrito sus nombres en la historia del olimpismo mexicano.

Soraya Jiménez murió el 28 de marzo del 2013 a los 35 años, sin reflectores como en su momento de mayor gloria. Es nuestra responsabilidad no olvidar a esa grandiosa deportista, a la mujer que saltó de alegría y apuntó al cielo cuando consiguió el levantamiento que le otorgaba la medalla de oro, a la halterista que siempre le daba su propio toque de glamour a las competencias portando sus grandes aretes dorados. No olvidemos el legado de una mujer que rompió moldes y tabúes, que dejó la puerta abierta para que otras niñas y jóvenes se animen a cumplir sus sueños. Recordemos a la mujer, a la deportista, recordemos a Soraya, para siempre.

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