Su gusto por el bordado y una carrera en Ingeniería le permiten que logre su negocio

Lo que inicia como una forma de ganar unos pesos, ahora es el sustento de las hermanas Velázquez

Para salir adelante en su economía familiar, la Ingeniería en Sistemas Vianey Velázquez Briceño adquirió una máquina de costura, pues tenía intenciones de realizar algunos pequeños trabajos, pero logró destacar en los bordados.

En entrevista para Peninsular Punto Medio indicó que primero comenzó con ligas, donas para el cabello (costuradas), parches bordados (pins), luego totebags (bolsas de mandado bordadas) de manta y luego con su hermana y socia Mariana Velázquez, quien tiene una papelería, diseñaron planificadores y libretas bordadas. También vende pats para desmaquillarse, con los que no se utiliza algodón.

Vianey Velázquez  trabajaba en una clínica de Fisioterapia y era la encargada de los proyectos y de la administración, pero luego con la pandemia vinieron los cambios de planes y como estaba demasiado tiempo en la casa, al cuidado de su hija, optó por emprender su negocio.

Mariana señaló que dentro de la carrera les inculcan la importancia de realizar un emprendimiento, así como elaborar un estudio de mercado. 

Explicó que mientras intentaba aprender a costurar se dedicó a bordar, que era una actividad que le enseñaron en su casa, pero esto siempre pensó es de abuelitas, por lo que se dio cuenta que no faltaba quien le compraba lo que hacía y optó por comenzar a vender sus prendas bordadas.

“Los que me encargaban me decían que me dedicara a esto, pero lo que sucedió que ya me había propuesto aprender a costurar, ya tenía una máquina de coser, tomaba mis clases por YouTube, pero me di cuenta que avanzaba poco por los pedidos de los bordados”, indicó.

Afirmó que cada vez le comenzaron a exigir variedad en los bordados, donde le pedían flores, frases, personajes de los Simpson y luego se animó con las bolsas de mandado (totebags), por lo que se dio cuenta que el bordado tenía buena aceptación y avanzó poco en la costura.

Dijo que son pocas las personas que piden bajar de precio al bordado, principalmente si estás en una plaza comercial no regatean, pero en otros lugares sí suele darse el caso, pero también son exigentes en que sea artesanal.

Aclaró que su trabajo no es de origen chino, y que a la gente le gusta cerciorarse que ellas hacen el bordado, que tiene detalles del que se hace en Oaxaca, porque lo hacen sus abuelos.

Explicó que aquí se utiliza el punto de cruz, “en mi caso manejo el punto relleno y esto es trabajo de gente grande y por eso algunos preguntan que si solo lo vendo”.

Dijo que luego comenzó a ir a bazares, uno de estos el colectivo de emprendedores Kilómetro Zero, de Rosana Guzmán Alcudia y para ello aumentó la producción, ya que suele costurar y bordar una decena de bolsas de mandado, para que se tenga una gran variedad.

Cabe señalar que el colectivo no únicamente aglutina a emprendedores, sino que estos tienen que ser ambientalistas, esto es, que sus artículos tengan materias primas que sean amigables con el medio ambiente.

La ingeniera indicó que los precios de los artículos van desde los 20 pesos de las ligas, una agenda puede costar 450 pesos, las libretas bordadas en 200 pesos, y las bolsas de mandado de 150 a 200 pesos.

Sobre el nombre del negocio, indicó que se quedó con el nombre de ella, ya que sucedió que así comenzó a vender los productos, luego cuando se animó a cambiar de nombre se dio cuenta que ya lo conocía así y optó mantenerlo, al estilo de las diseñadoras como Carolina Herrera.

Para informes para ventas de los productos a su celular 9999 50 73 70 y a la cuenta de Facebook Vianey Velázquez. El negocio está ubicado en Chuburná.

Texto y fotos: Darwin Ail / Cortesía