El saldo del atentado contra una iglesia católica en el suroeste de Nigeria aumentó a 40 muertos, entre ellos numerosos niños, según un nuevo balance difundido por las autoridades locales.
La matanza tuvo lugar durante la misa matutina de la iglesia de San Francisco en la localidad de Owo, una región en que resulta poco habitual el accionar de atentados yihadistas y otras bandas criminales.
«El número de fallecidos es ahora de cuarenta», informó el gobernador del estado de Ondo, Arakunrin Oluwarotimi Akeredolu, quien indicó que 61 heridos siguen hospitalizados en diferentes establecimientos.
Un primer balance oficial el martes hablaba de 22 muertos y 58 heridos.
El gobernador no detalló el número de niños fallecidos y heridos, pero las autoridades sanitarias contactadas por la AFP indicaron que al menos dos menores perdieron la vida y otros once resultaron heridos.
La lista de víctimas podría ser más larga ya que los pacientes internados en el hospital de niños no fueron contabilizados.
El gobernador señaló a los responsables de este «ataque innoble y satánico» y los calificó de «terroristas sedientos de sangre», sin dar más detalles acerca de la identidad de los agresores, que siguen prófugos.
La matanza suscitó la indignación de la comunidad internacional y fue condenada por la ONU y el papa Francisco.