Tecnología, “arma” de la ciencia forense

Un hombre de Ohio afirmó que tuvo que escapar velozmente cuando su casa se incendió el año pasado. Los datos obtenidos por la policía de su marcapasos demostraron lo contrario y fue acusado de incendio premeditado y fraude de seguros.

En Pensilvania, las autoridades desestimaron una denuncia de violación después de que datos del dispositivo seguidor de actividad de la mujer contradijeran la versión de su paradero durante el supuesto ataque en 2015. Grandes cantidades de datos recogidos de dispositivos conectados -bandas de fitness, refrigeradores inteligentes, termostatos y automóviles, entre otros- son cada vez más usados en procedimientos judiciales en Estados Unidos para confirmar o refutar las denuncias de las personas involucradas.

En un caso reciente que generó titulares de prensa, las autoridades de Arkansas buscaron y obtuvieron datos del parlante del dispositivo Amazon Echo de un sospechoso de asesinato.

En febrero, la Comisión Federal de Comercio de Estados Unidos multó al fabricante de televisores Vizio por recopilar en secreto datos sobre los espectadores recogidos en sus televisores inteligentes y vender esta información a comerciantes.

El fabricante de juguetes sexuales conectados a teléfonos inteligentes We-Vibe alcanzó en marzo un acuerdo judicial en una demanda colectiva de compradores que afirmaron que “datos muy íntimos y sensibles” fueron enviados a la nube sin permiso, y mostraron ser vulnerables a los piratas.

Privacidad muerta 

Tratar de resguardar los datos recogidos, almacenados y analizados por todos estos dispositivos puede ser desalentador. “Cuando uno mira la expectativa de privacidad hoy es radicalmente diferente de lo que era hace una generación”, dice Erik Laykin, un especialista forense digital de la consultora Duff & Phelps y autor de un libro de 2013 sobre informática forense. “La privacidad está muerta”, afirma. Laykin ha asesorado o testificado en casos de fraude de seguros, divorcio y otros procesos judiciales donde la evidencia digital puede ser relevante. Indica que “siempre” por la naturaleza de los dispositivos conectados a la web una gran cantidad de información personal circula entre empresas, en la nube de internet y en otras partes, con pocos estándares sobre cómo se protegen o se utilizan los datos. “El resultado neto de estas tecnologías es que estamos renunciando a nuestra privacidad personal y nuestra autonomía personal e incluso a la soberanía como seres humanos y abandonado eso a una combinación de estado, cosechadores de grandes datos e instituciones y sistemas omnipresentes”, agrega.

Un informe del año pasado del Berkman Klein Center para estudios de internet de la Universidad de Harvard destacó que la gama de nuevos dispositivos conectados que pueden aportar pruebas para la aplicación de la ley “van desde televisores y tostadores a sábanas, bombillas de luz, cámaras, cepillos de dientes, cierres de puertas, autos, relojes y otros” bienes de uso común, que “son armados con sensores y conectividad inalámbrica”.

“Los sensores de audio y video en los dispositivos conectados a internet abrirán numerosas vías para que actores gubernamentales demanden acceso en tiempo real a las comunicaciones grabadas”, dice el informe.

John Sammons, profesor de temas forenses digitales de la Universidad Marshall y ex oficial de policía, explica que esta nueva abundancia de evidencia puede ser buena para la aplicación de la ley si los investigadores pueden encontrar datos relevantes.

 

Newsweek

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