Los comerciantes ticuleños esperan tener buenas ventas durante los festejos por el aniversario 155 de que la cabecera municipal se convirtió en ciudad, ya que no hubo eventos durante dos años, por la pandemia y el alcalde Rafael Montalvo Mata tampoco los apoyó, por lo que recurrieron a préstamos.
Esta falta de apoyo, no sólo en ese municipio, sino en la mayoría, ha propiciado un auge de prestamistas y usureros, ya que dan dinero, perio diariamente hay que estarlo pagando.
Por la pandemia hubo negocios que cerraron por un año y esto hizo que tengan que vivir con sus pocos ahorros o realicen otros oficios, pero finalmente terminaron endeudándose.
Los zapateros reportaron que durante la pandemia tuvieron que ofrecer sus productos en redes sociales y bajaron hasta un 70% las ventas, por lo que no tuvieron más remedio que recurrir al préstamo.
Lo que sucede con los prestamistas es que tienen una forma poco ortodoxa a la hora de hacer tratos para obtener un préstamo, ya que ellos no te mandan a buró de crédito, sino que te dan una paliza si no pagas.
Una buena parte de los ticuleños depende de la zapatería y las artesanías. El calzado es un artículo de primera necesidad, pero los fabricantes vieron complicada la situación, ya que apenas vendían para comer. A los artesanos les fue peor, porque dependen mucho del turismo, uno de los sectores más afectado por la pandemia.
Texto: Darwin Ail
Foto: Cortesía