Tierra Nueva, un parque que es ejemplo en reciclaje

El reciclaje y la composta se convirtieron en la materia prima para que surja “Tierra Nueva”, un parque ecológico que permite convivir con la naturaleza prácticamente sin salir de Mérida, pues está ubicado en la comisaría de Tahdzibichén, dentro de los límites de la reserva Cuxtal, el verdadero pulmón de la capital yucateca.

Concebido por el dueño del predio, el profesor Adrián Cruz Orozco, hace más de 20 años, “Tierra Nueva” es hoy un lugar en el que se divierte, aprende y convive con su familia o amigos, pues bajo la sombra de los enormes árboles puede “armar la fiesta”, desde infantiles hasta las pedidas de mano, cumpleaños y bodas.

Además, también se tiene espacio para relajarse en una piscina, digna de reyes, cuya particularidad es que el agua cristalina que la alimenta proviene directamente de un cenote oculto, sin acceso, más que a través de un pozo y mangueras.

“Tierra Nueva” es nuestra recomendación para su paseo dominical, cuya particularidad es que todo lo que se ha construido en su interior ha sido a partir de la cultura del reciclaje.

En nuestra visita del viernes pasado para conocer el sitio, Cruz Orozco nos atendió personalmente y, orgulloso, nos mostró el espacio que ha construido poco a poco con el apoyo de amigos y conocidos.

A simple vista, la casa de tres pisos que está casi en el acceso se asemeja a un sitio en ruinas, pero no, lo que sucede es que cada elemento es reciclado.

–Cuando construimos la casa tenemos la anécdota que dos ayudantes del albañil decidieron no trabajar, porque le decían al “maestro” que estábamos locos. Pero lo que realmente quiero es mostrar a nuestros visitantes que todo lo que usamos tiene utilidad en otra cosa. En este lugar lo verán: no tenemos nada en orden ni por tamaño o espacio, sino porque todo se acomoda para que sea útil para algo, sin tener en cuenta la simetría—dijo Cruz Orozco, quien nació en Oaxaca, pero hace más de 40 años que vive en la entidad.

“Tierra nueva” cuenta, además, con una terraza elaborada a partir de una lancha, en la que en las noches se puede utilizar como cama u observatorio, depende de lo que quieras, si dormir o ver las estrellas.

Este sitio no deja de sorprender, pues es un buen lugar de entretenimiento para chicos y grandes. Un paseo dominical allí es inolvidable y muy barato, pues el ingreso es de 30 pesos por personas y puedes llevar alimentos y bebidas.

Cabe destacar que no está prohibido que las bebidas sean “espirituosas y refrescantes”.

Texto y fotos: Esteban Cruz Obando

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