Ejemplo de trabajo y constancia de don Eustaquio, pilar de una familia panadera

Eustaquio Medina Aranda fue el fundador de la panadería La Perlita, en 1945, y que hoy sus hijos y nietos procuran el sabor y la calidad que les distingue

Con su labor diaria los integrantes de la familia Campos Medina rinden homenaje a su bisabuelo, don Eustaquio Medina Aranda, quien en 1945 abrió una pequeña panadería por el rumbo de la calle 39 entre 52 y 54, la cual fue la base para que en la actualidad “Pan Perlita” sea una de las panificadoras de mayor prestigio en Mérida y cuya presencia se extiende hasta Ciudad del Carmen, Campeche.

En amena plática con Jorge Alberto Campos García y sus hijas Haydee y Jenni, las bisnietas de Don Eustaquio, nos enteramos que para lograr crecer la empresa familiar, fue de gran importancia a labor del señor Luis Medina Puga, su suegro, quien encontró en la esquina de la calle 39 con 54, el impulso al “Pan Perlita”, con el que se dio a conocer por su pan de molde sin corteza y el pan de sandwichón.

“Gracias a la dedicación de don Luis se abrieron primero sucursales en varios puntos de la ciudad, que luego se convirtieron en panificadoras, seis en Mérida, una en Kanasín, Ciudad del Carmen y en Conkal, que es la más reciente”, explica el entrevistado, quien nos comparte que el buen ejemplo de don Eustaquio de levantarse temprano y hacer el trabajo con dedicación, cuidando hasta el más pequeño detalle, persiste a través del tiempo.

A pesar de que era ya de avanzada edad, se levantaba todos los días muy temprano, a las cinco de la mañana para abrir su panadería y atender al público, y en su momento sustituyó el tradicional mostrador por los anaqueles en los que la clientela podía tomar el pan directamente, así lo recuerda don Jorge, quien explica que para los integrantes de la familia Medina, la máxima era ante todo cuidar y procurar a la familia, para que el negocio marche bien.

Y una muestra de esta unión se apreciaba en la manera en la que todos los hijos de Don Eustaquio, Enna y Lulú desde pequeñitas acudían a despachar, mientras que Luis, con su globo en la cabeza repartía en bicicleta los pedidos de las tiendas de abarrotes que revendían sus productos.    

“Fue el 30 de diciembre de 1978 cuando yo me integré a esta familia, cuando me case con Haydee Medina Guzmán, tuvimos tres hijos Haydee, Jenni Alejandra y Jorge Alberto, y todos nos dedicamos con gusto y amor a la panadería, aunque es una actividad laboriosa, en la que hay que estar siempre al pendiente de los trabajadores, y de todo lo que ocurra”, detalla don Jorge.

Don Eustaquio se levantaba muy temprano para comenzar a trabajar con dedicación, cuidando hasta el más pequeño detalle, persiste a través del tiempo, comentan sus hijos y sus nietos, quienes heredaron el amor a este trabajo.

Además destaca que hasta los más pequeñitos aún menores de edad, impulsados por el ejemplo de sus papás, para ganar sus centavitos, pidieron a su abuelita que les permitiera vender pan en las cercanías de su casa en una bicicleta con su canastita.

“Les fue muy bien, pero además, hace unos días ¡ se inauguró en Conkal una sucursal más de Pan Perlita”, comenta Haydee la orgullosa tía de estos niños, Jorge y Santiago Campos Rivas, de 15 y 10 años de edad, respectivamente,  quienes ya tienen su panadería, donde les ayuda su mamá, Maritza Rivas Medina en lo que ellos acuden a la escuela y realizan las actividades propias de su edad. 

Y parte importante en esta filosofía de vida es el ejemplo, ya que aunque uno pudiera pensar que los integrantes de la familia Campos Medina, con todo lo que tienen llevan una vida descansada, en realidad no es así, y una muestra de ello es que Haydee, hasta la fecha hace entregas de pan antes de llevar a su hijo a la escuela.

“Mi hijo ya está viendo que para llegar a donde se quiera es necesario esforzarse y trabajar, para mí lo más importante que tenemos, seguimos el ejemplo de mi abuelo, de mi papá”, apunta Haydee.

“Valoramos todo lo que ellos hicieron, cuando escucho el nombre de Pan Perlita, se me enchina la piel de emoción, finalizó Jenni.

Texto y fotos: Manuel Pool