Plaza Buenavista, otrora centro comercial preferido de meridanos

El centro comercial fue el deleite de las familias meridanas durante años, pero al abrirse otros, pierde protagonismo y ahora tiene pocos comercios

Plaza Buenavista fue la segunda plaza comercial que abrió sus puertas en Mérida, pues la primera fue Plaza Oriente en 1982. En su tiempo era una de las más prestigiosas y contaba con numerosas tiendas de electrónica, importaciones, regalos, área de juegos y comida, sin embargo, ante la apertura de nuevas opciones como la Gran Plaza, la afluencia bajó y muchos empresarios como José Chapur emigraron, lo que fue el principio del fin de esta plaza ubicada en la calle 60, entre el Estadio Salvador Alvarado y Circuito Colonias.

De acuerdo al cronista de la ciudad Gonzalo Navarrete Muñoz, fue en el año de 1980 cuando algunos ejecutivos de la Cámara de Comercio viajaron a Guadalajara y recibieron un aviso: “hay que hacer plazas comerciales. Si ustedes no las hacen, vendrán de fuera de la ciudad a hacerlas”, fue el pronóstico poco rebatible.

De esta manera se fundó una sociedad integrada por José Chapur, (dueño de las tiendas Galerías); Gustavo Ricalde Durán, (dueño de Súper Maz), Jacobo Xacur y Nicolás Madahuar Cámara, cuyo propósito era construir y vender plazas comerciales.

La primera de estas plazas que a la fecha se mantiene con la misma vitalidad o mayor que antes fue Plaza Oriente, ubicada junto a la fábrica de Jabones Princesa de la familia Xacur, en la avenida Quetzalcoátl por 65 y la segunda fue Plaza Buenavista, que cuenta hasta con estacionamiento en el segundo nivel, que años después ocuparon las oficinas de la Sedesol, (antes el espacio que ocuparon las tiendas Galerías se usaron como bodegas tras el paso del huracán Isidoro y hasta hubo un espacio de atención al público del Ayuntamiento de Mérida).

Esta plaza fue el deleite de las familias meridanas que asistían a este lugar de compras o de paseo, y que en la actualidad la recuerdan con mucha nostalgia, llena de vida y actividad principalmente los fines de semana como es de esperarse, pero sobre todo siempre con algo que ir a hacer, comer en su zona gastronómica, jugar vídeo juegos, ir de compras, o simplemente sentarse en una banca a ver pasar a la gente, y más en estos días cercanos a la Navidad, cuando en los aparadores veían el regalo que esperaban recibir de Santa Claus.

Uno de los fieles comerciantes señaló que a pesar de todo, acá nos mantenemos, hacemos lo mejor que podemos para mantener la idea romántica de que Plaza Buenavista algún día pueda renacer.

En la actualidad en la plaza, de 70 locales sólo abren de manera regular tres tiendas, una de artículos deportivos y militares, otra de serigrafía y una más que ofrece servicios de salud. Además, hay otros que son utilizados por sus propietarios como bodegas u oficinas.

Este es el caso del Dr. Jorge Arceo Vargas, quien recordó: “En aquellas épocas uno de los compañeros locatarios, y también fotógrafo, Fernando González, para atraer a los niños proyectaba caricaturas los fines de semana, hasta la fecha hay personas que recuerdan que traían a sus hijos”, indicó el entrevistado, quien con mucha nostalgia recordó como junto a su esposa Vilma Espadas Cantón, inició en este lugar su negocio llamado “Todo en Danza”, que ahora sólo ocupa como bodega.

—La gente no viene a comprar, saben que la plaza está abandonada y salvo los locales que están en la entrada como El Artillero de Óscar Peniche Codwell, la serigrafía o la tienda de la Dra. Vargas, los demás están cerrados, abandonados, a mí me da vergüenza y pena ver cómo está la plaza sin que nadie se preocupe por hacer algo, creo que a nadie le interesa —comentó este comerciante de ropa, zapatos y todo para el ballet, quien lamentó el estado de abandono en que se encuentra el sitio, pues, al ser los comerciantes dueños de sus locales, cada uno de ellos vela por ellos, no hay nadie que se haga cargo de la administración ni de la vigilancia; la gran parte de los pasillos permanece a oscuras y con basura sacada de los que antes fueron codiciados locales.

Hoy Plaza Buenavista parece un lugar fantasma, en ruinas, con olor a humedad, y hasta de otras cosas, pues malvivientes entran a hacer sus necesidades fisiológicas y los techos dañados permiten la entrada de la lluvia situación que ha ocasionado que en los pasillos se haya formado lodo.

—Pese a todo, acá nos mantenemos, hacemos lo mejor que podemos para mantener la idea romántica de que Plaza Buenavista algún día pueda renacer —concluyó.

Texto y fotos: Manuel Pool

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