Tratamiento de lesiones del tendón de Aquiles

En el caso de las tendinitis y tendinosis del tendón de Aquiles, el tratamiento será similar, y dependerá del tiempo de exposición a la lesión y el consecuente grado de afectación. En líneas generales, se llevará a cabo un tratamiento conservador usando la premisa RICE (Reposo, Hielo, Compresión, Elevación). Más allá de este protocolo, puede ser aconsejable seguir otras opciones como:

Toma de medicamentos no esteroideos a fin de minimizar el dolor y paliar el efecto inflamatorio.

Empleo de plantillas ortopédicas; pero debe tenerse en cuenta que estén hechas a medida por profesionales cualificados.

El trabajo fisioterapéutico, tanto a la hora de reducir la lesión como de fortalecer la zona adyacente, es recomendable.

Es interesante la aplicación de la técnica EPI (Electrólisis Percutánea Intratisular), que gracias a sus corrientes galvánicas aplicadas sobre el tendón a través de una aguja, favorece la reparación de los tejidos.

Cirugía

En casos graves como la rotura del tendón calcáneo, o tendinitis de larga duración que no remiten, la solución para tratar estas lesiones del tendón de Aquiles pasa por la cirugía. Esta intervención consiste en extirpar el tejido inflamado y eliminar las posibles adherencias y zonas anormales de la vaina. Como en cualquier otra cirugía, la recuperación debe ser de forma progresiva y bajo la supervisión médica.

El tiempo de recuperación estimado es de aproximadamente un mes para las tareas de la vida cotidiana, y para la actividad física se estará a lo dispuesto por el propio paciente y su capacidad de adaptación, aunque no suele ser antes del cuarto o quinto mes cuando pueda volver a correr.

La prevención de este tipo de lesión, aunque complicada, se resume en intentar mantener una buena preparación física muscular de la zona, utilizar siempre un calzado adecuado a tu deporte, tus características personales y al terreno, y realizar un calentamiento acorde al esfuerzo a realizar después.

Contexto

Este tendón se encuentra en la parte posteroinferior de la pierna. Los tendones son la porción más consistente de un músculo, tienen un aspecto blanquecino, están compuesto por tejido de colágeno fibroso, y su función es la de hacer de punto de anclaje entre el músculo y los huesos. En el caso del tendón de Aquiles, es el segmento donde terminan los músculos sóleo y gemelo, ya que ambos comparten esta estructura, y se inserta en el hueso calcáneo (hueso del talón que le da esa redondez a la parte posterior del pie).

Históricamente este tendón se hizo famoso por la leyenda griega de Aquiles y la vulnerabilidad de esta región de su cuerpo, no obstante, su verdadero nombre es tendón calcáneo y, lejos de ser débil, es el más grueso y poderoso del cuerpo humano. Sin embargo, son varias las lesiones que pueden producirse en esta zona, desde una tendinitis o una bursitis a una dolorosa ruptura de este pilar de la pierna.

Debido a su ubicación, este tendón soporta enormes cargas de trabajo. Simplemente en el gesto de caminar debe soportar todo el peso corporal, elevarlo y desplazarlo hacia adelante. Si evolucionamos el gesto de caminar a su máximo nivel, hasta el movimiento de una carrera explosiva, veremos que la carga de trabajo que soporta se multiplica exponencialmente.

Texto y foto: Agencias

 

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