Para Orlando Telésforo Téllez cultivar cada año flores de nochebuena significa evocar la memoria de su abuelo Gregorio y “honrar todas sus enseñanzas”.
Su padre, Martín, heredó la tierra en los ejidos de San Gregorio Atlapulco, en la alcaldía Xochimilco, y los conocimiento para reproducir la planta y darle los cuidados que requiere durante más de seis meses, hasta que alcanzan la pigmentación óptima para aportar su tradicional colorido a las fiestas decembrinas en la ciudad.
Hace más de 50 años, Don Goyo –como llamaban al abuelo–, introdujo en su parcela el cultivo de cempasúchil; comenzó con unas 2 mil a 3 mil plantas y hoy la familia tiene una producción de 200 mil, que es el verdadero negocio del invernadero. Veinticinco años después ingresó al de las nochebuenas.
La planta (cuetlaxóchitl, en náhuatl, o flor de Belén), es una de las más delicadas, asegura Orlando, “si se enferma no se cura, hay que tirarla”, y por eso requiere de mucha observación: en cuanto se detecta una planta mala se separa del cultivo junto con todo el cuadro –unas 30 o 40 alrededor, aunque se vean bien– y se llevan a otro sitio donde se supervisan para saber si adquirieron o no la enfermedad.
En febrero de este año compraron 7 mil plantas que recibieron en esquejes –pequeños tallos listos para reproducirse–enraizados de unos 10 centímetros; en mayo se hizo la poda, de la que obtienen de cada una entre seis o siete injertos más que pusieron en macetas y de las que obtuvieron al final unas 20 mil.
Labor en invernaderos
A diferencia del cempasúchil, que distribuyen en varios estados del país, desde Chiapas hasta Chihuahua, el mercado para estas nochebuenas es local y sus principales clientes son distribuidores de la Central de Abastos, el mercado de Jamaica y de viveros de Xochimilco, así como comerciantes que se llevan entre 20 y 40 para revender en sus negocios, pero también llegan familias que adquieren algunas para decorar sus hogares y que encuentran a precios que van de 50 a 160 pesos, según el diámetro de la maceta.
Con el propósito de hacerse proveedores del gobierno capitalino, la familia Telésforo decidió constituir dos cooperativas: Don Goyo, que es la que Orlando representa, y Rocco, que formó su hermano Rodolfo.
Eso les permitió acceder a apoyos de la Secretaría del Trabajo y Fomento al Empleo los cuales utilizaron para instalar tres invernaderos tipo túnel –de techo bajo–, que son los más adecuados para el cultivo .de cempasúchil, y otro más alto para las nochebuenas.
Texto y foto: Agencias