Una historia de 5,000 años

Ángel Canul Escalante
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Pasando por Mesopotamia hasta la antigua Grecia y por religiones de todas partes del mundo como el hinduismo o el cristianismo, gran parte de la historia de la humanidad puede ser entendida a través de la deuda. Hoy todos nos encontramos, de una forma u otra, endeudados. Podría decirse que la vida misma, así como el sistema económico actual, no podría entenderse si dejamos de lado la forma en la que nos hemos relacionado con la deuda a lo largo de los últimos 5,000 años.

Leyendo un poco de historia podemos encontrarnos con el aspecto moral que la deuda ha tenido en las relaciones sociales. Siempre se ha despreciado a los deudores, es una etiqueta que tanto social como financieramente nadie quiere tener. La deuda lleva consigo un aspecto sagrado, hoy lo entendemos con las grandes deudas que a menudo tenemos con los bancos, pero según la biblia también Noé se endeudó con Dios tras el diluvio. No es casualidad que los bancos de los siglos XVIII y XIX tuvieran aspecto de templos. Damos por sentado que las deudas tienen que pagarse porque hemos interiorizado que fallar en nuestros pagos es como fallarle a Dios.

Sin embargo, una práctica relacionada con la deuda que hemos dejado de realizar en la sociedad actual es la del perdón. Muy pocos están dispuestos en la actualidad perdonar las deudas, pero en algunas sociedades del pasado se realizaba un año de jubileo en el cual todas las deudas eran perdonadas. Valdría la pena plantearnos si hoy realizar una cancelación a gran escala de la deuda podría servirnos como borrón y cuenta nueva. Al fin y al cabo, la mayoría estaría dispuestos a que así sea. No resulta ser una práctica descabellada, hoy el capitalismo neoliberal ha absolutizado la deuda, pero sólo son pecadores los que no poseen el capital. Entre ricos se perdonan y se encubren las deudas, o incluso peor, se las paga el Estado. En 2008 durante la crisis financiera se rescató a los bancos en lugar de la gente hipotecada, hoy grandes deudas son perdonadas, pero sólo a quienes poseen grandes fortunas. Debemos invertir aquella práctica donde quienes sean perdonados sea la mayoría. Cuántos millones de almas no se darían un respiro ante lo asfixiante que es en la actualidad vivir sólo para pagar deudas.