Según el Informe Mundial sobre Crímenes contra la Vida Silvestre, el comercio ilegal de fauna y flora silvestre afecta a la capacidad de los bosques y los suelos para almacenar C02
El comercio ilegal de fauna y flora silvestre no solo amenaza la biodiversidad, sino que también afecta a la capacidad de los bosques y los suelos para almacenar C02, lo que fomenta el cambio climático.
Este es uno de los aspectos que destaca el Informe Mundial sobre Crímenes contra la Vida Silvestre que difundió este lunes la Oficina de la ONU contra la Droga y el Delito (ONUDD).
Según este informe, existe una relación entre el comercio ilegal de vida silvestre, la disminución de especies, la alteración de los ecosistemas y la pérdida de biodiversidad, y eso tiene un impacto en el cambio climático.
Esta situación se da tanto con la tala ilegal de árboles como con la pérdida de población de especies animales que impactan en todo el ecosistema.
Así, por ejemplo, la explotación excesiva de grandes especies como los elefantes africanos del bosque puede llevar a una reducción de entre el 6 y el 9 % de las reservas de carbono en los bosques húmedos de África Central.
Este impacto también se refleja en los hábitats de pastizales, donde se ha demostrado que los rinocerontes blancos afectan positivamente los niveles de carbono en el suelo, en contraste con el ganado doméstico.
Además del impacto climático, el comercio ilegal propicia la introducción de especies invasoras que pueden tener efectos devastadores en los ecosistemas locales.
A pesar de regulaciones como las de la Unión Europea (UE), el comercio ilegal sigue siendo un canal importante para su expansión, con el 27 % de las especies incautadas en todo el mundo entre 2015 y 2022 clasificadas como invasoras.
Por último, el informe señala que los crímenes contra la vida silvestre no solo reducen los ingresos de las comunidades locales que dependen de la naturaleza, también las vuelve más vulnerables a prácticas ilegales como la trata de personas, una forma moderna de esclavitud.
Crece el comercio ilegal en especies menos conocidas
Aunque el tráfico ilegal de marfil de elefantes y cuerno de rinoceronte ha caído en la última década, la ONU alerta sobre el auge del comercio criminal con otras especies menos conocidas de fauna y flora silvestre. El Informe Mundial sobre Crímenes contra la Vida Silvestre revela que, a pesar de ciertos avances, esta actividad criminal no muestra signos de disminuir.
“Los delitos contra la fauna y la flora silvestres infligen daños incalculables a la naturaleza y también ponen en peligro la salud pública, la buena gobernanza y la capacidad de nuestro planeta para luchar contra el cambio climático”, declaró Ghada Waly, directora ejecutiva de la ONUDD, al presentar el informe.
El documento analiza el impacto del tráfico ilegal de especies protegidas, un delito que mueve miles de millones de dólares cada año y que atrae al crimen organizado porque en muchos países las penas con las que se castiga son muy bajas.
Aunque este informe de la ONU no ofrece estimaciones sobre las cifras que mueve el crimen organizado con esta actividad, se considera la cuarta más lucrativa después del tráfico de drogas, la trata de seres humanos y el comercio ilegal de armas.
Una demanda basada en la superstición
Una demanda basada, en muchos casos, en supersticiones, como que el cuerno de rinoceronte o los caballitos de mar son afrodisíacos o sirven de cura para distintos males, empuja a la extinción a muchas especies.
Colmillos de elefante, piel de tigre, aletas de tiburón, anguila europea o maderas preciadas como palo de rosa y palisandro, son algunos ejemplos de los productos comerciados.
También se trafica con ejemplares vivos como ciertos tipos de reptiles, aves o incluso felinos.
Uno de los aspectos positivos del informe es que el tráfico ilegal del marfil de elefante y cuerno de rinoceronte ha caído al ritmo del descenso de la caza furtiva de esas dos especies protegidas gracias a una mejor aplicación de la ley y una mayor conciencia internacional.
Texto y fotos: EFE / Agencias