¿Cómo afecta el uso de auriculares al oído?

¿A quién no le gusta escuchar música a todo volumen mientras sale a correr? Muchos de nosotros usamos auriculares durante todo el día para ahogar el ruido en nuestros desplazamientos, en el trabajo o mientras hacemos deporte. Pero, ¿qué supone este hábito cotidiano para nuestra audición?

Pérdida irreversible

Puede que hayas tenido que subir el volumen porque te parece que las guitarras de tu canción favorita no suenan lo suficientemente fuerte o porque no terminas de entender el diálogo de una película y esto puede deberse a que estás perdiendo capacidades auditivas.

Así lo creen algunos expertos que achacan el envejecimiento prematuro de nuestra audición al creciente uso de auriculares para escuchar música y películas.

“Nosotros hablamos de la “generación sorda o MP3” y nos referimos a todos aquellos jóvenes que comenzaron a usar auriculares más pequeños y adaptables a la anatomía de la oreja. Al no ser como los anteriores de espuma, el sonido entra de una manera más directa en el oído y por ello, puede lesionarlo más”, asegura el Dr. Jordi Coromina, otorrinolaringólogo del Centro Médico Teknon.

“Hay un estudio de la Universidad de Boston, centrado en jóvenes que iban escuchando música con auriculares por la calle, que demostró que las lesiones producidas a los 5 años, en general, son irreversibles. Mientras que otra investigación de L’Escola d’Arquitectura de La Salle de Barcelona, reveló que hasta la mitad de los jóvenes de entre 18 y 27 años, que participaron en la muestra y usaban este tipo de dispositivos, tenían lesiones auditivas. Un 33% leves y un 17% más importantes”, continúa el experto.

Actividades peligrosas

Pero no todo queda en los auriculares, un concierto de rock también puede suponer un riesgo para nuestros oídos. ¿Acaso no has experimentado esa mítica “sordera temporal” y los pertinentes pitidos tras un concierto?

Según Coromina, el ruido de un concierto de rock puede llegar a los 135 decibelios. Eso sí, el daño será proporcional a si estamos sentados en la primera fila o en la 28, así como el tipo de música. No es lo mismo para nuestro oído las guitarras de Kiss que la quinta sinfonía de Beethoven.

Según el Dr. unos de los principales efectos podrían ser los llamados acúfenos o tinnitus, que son esos pitidos que percibimos al salir del concierto. Aunque casi siempre desaparecen, podrían quedarse de forma permanente.

“Se produce una lesión de células ciliadas internas y por tanto la pérdida de agudos. Los ruidos fuertes no suelen afectar a las frecuencias graves, aquellas que nos hacen “escuchar”, mientras que lo que se ve afectado ante el traumatismo acústico son los agudos, aquellos que nos ayudan a “entender lo que hemos escuchado”, indica Coromina.

Agencias

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