Los 4 elementos

Por Juan Esteban Méndez

Mae govannen, estimados lectores.Durante todo el mes de junio he estado impartiendo un curso sobre vinculación emocional con la cultura popular (centrándome especialmente en cine, cómics, videojuegos, series, estudios sobre fans y demás temas diversos). En el último módulo nos enfrentamos al dilema de qué es lo que sucede cuando una franquicia es apropiada por otros creadores de contenido y la modifican para las nuevas audiencias, (por ejemplo Thundercats); después de un diálogo sostenido llegamos a la conclusión de los 4 elementos que debería tener un consumidor de la cultura popular hoy en día.

El primero de esos elementos es el aceptar las cosas, si una franquicia decide reiniciarse o adquirir nueva imagen estamos ante un panorama que no puede modificarse: la decisión por parte de los dueños de la imagen está tomada y no va a servir de mucho que nos pongamos un muro y que no esperemos nada del producto, es más sano aceptar esa decisión.

El segundo es irónicamente el exigir buen contenido. Aunque anteriormente se mencionaba el aceptar el mismo, creo que en este mundo contemporáneo donde el poder de la opinión y de las redes sociales es increíblemente eficiente, el exigir se convierte en una herramienta que a largo o a corto plazo puede cambiar las cosas.

Seguimos con los últimos: Comunicar y Apreciar, estos dos van de la mano. El sentido de comunicar se refiere a si existiese una persona que desconociera sobre cualquier material nuevo y nosotros si supiéramos de ellos: es justo comunicarlos y ayudarle a entender mejor a esos personajes e historias apelando a la conversación de la memoria universal de la cultura pop.

Realizando todo esto conlleva al último punto que es el de apreciar los elementos que lleguen al colectivo social, ya que ante todo los materiales, historias, personajes y universos nuevos que se crean, re-inventan y revolucionan, si nosotros no tenemos un sentido natural por atribuirles un valor, apropiarlos y darles un lugar significativo en nuestras vidas, su existencia se reduciría a un consumo sin sentido, en donde todo el potencial que podrían detonar estas historias jamás llegará a otorgarles vida y toda su creación sería en vano.

 

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