Rememoran acto de humildad de Cristo

El Arzobispo de Yucatán, Gustavo Rodríguez Vega, pidió a los internos del Centro de Readaptación Social (Cereso) de Mérida vivir una vida plena de libertad espiritual, al realizar la ceremonia litúrgica de lavatorio de pies a 12 reclusos.

En el marco del Jueves Santo, el prelado yucateco expresó a los reclusos del penal meridano la necesidad de vivir una vida en el perdón y la esperanza. En la ceremonia y encuentro con los internos, Rodríguez Vega expuso que permanecer temporalmente en un sitio como el reclusorio debe de motivar a la reflexión y el perdón.

Indicó que la eucaristía es amor y en este tiempo hay que perdonar a quienes nos dañaron y compartir con nuestro prójimo un momento de amor. Rodríguez Vega realizó el tradicional lavatorio de pies de los apóstoles, en esta ocasión 6 hombres y 6 mujeres internos, destacó que Jesucristo lo hizo con sus discípulos como señal de preparación a su encuentro con la muerte.

Una oportunidad de reflexión

Rodríguez Vega enfatizó en su homilía que, “el esfuerzo de estar temporalmente en un sitio como el Cereso, debe dar la oportunidad a la reflexión, pero también al perdón por cuanto se haya cometido y a quienes lo hayan cometido”, dijo.

Explicó que “la libertad se puede y debe vivirse en la esperanza, en la decisión de superar las condiciones adversas y lugar por el amor del prójimo”.

En la ceremonia, el dirigente religioso pidió a los reclusos luchar por la paz espiritual y acompañarse de su prójimo para mejorar en su entorno y también en las tareas que les reclaman una vida exterior.

Asimismo destacó que el trabajo que realizan las agrupaciones como Pastoral Penitenciaria son una muestra del compromiso de la sociedad por reencauzar el camino de aquellos que lo han perdido. Ellos, dijo, nos ofrecen perdón y nos hablan de la Palabra de Cristo, por ello debemos escucharla y apoyarnos en su esfuerzo para darle sentido a nuestras vidas.

En esta ocasión no se proporcionaron los nombres de los 12 internos que participaron en el lavatorio de pies, debido a la necesidad de preservar la identidad de los reclusos; sin embargo, Pedro Martínez, de 46 años de edad, originario de Tabasco, acusado de violación, expresó que muchas cosas han cambiado en su vida a partir de que está en las tareas de Pastoral Penitenciaria.

De igual forma argumentó que fue acusado injustamente por su hija de agresión sexual y debido a eso perdió su propiedad y ahora su hija la disfruta con otra persona. Comentó que lo condenaron a 8 años de cárcel y apenas lleva 7. Pero que al participar en las tareas religiosas ha perdonado a quienes le hicieron daño y espera regresar a la sociedad y vivir alejado de ellos.

Tras la ceremonia religiosa, el prelado dialogó con algunos de los internos y sus familias y les brindó apoyo a quienes se lo saludaron. Es importante estar aquí, dijo a los medios de comunicación Rodríguez Vega, y hacer sentir a los hermanos en reclusión que aún hay muchas cosas por hacer y luchar en la vida.

–Es un compromiso de la iglesia acercarse y darle a todos aquellos que lo necesitan, un mensaje de amor y esperanza, y esa es la tarea más importante al venir esta sitio –concluyó el Arzobispo.

 

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