EL FANTASMA político de Crecicuentas ya no es tan temible, y su fuerza va en franco descenso, según se constató anteayer durante la visita que el secretario de Educación estatal, Víctor Caballero Durán, hizo a Oxkutzcab a fin de supervisar la marcha de los asuntos educativos en esa cabecera municipal. Como le informamos ayer, unos 40 presuntos afectados por el fraude que cometió esa financiera privada trataron de incomodar al ex director general del Colegio de Bachilleres, quien con calma y atingencia no sólo escuchó lo que tenían que decirle. sino que además les ofreció una vez más su apoyo como abogado, y les recordó que ya hay personas en la cárcel en espera del llamado del juez que analizará el caso. Una vez más el titular de la Segey subrayó que no tuvo que ver con el fraude de Crecicuentas, una empresa que se aprovechó de la ambición de decenas de personas, sobre todo habitantes de la zona de Oxkutzcab y Tekax; al principio todo fue miel sobre hojuelas para aquéllos que incluso prestaron importantes sumas de dinero a fin de cobrar intereses de más de 10%, es decir, a un nivel que ningún banco honesto les podía ofrecer. No se puede dejar de apuntar el señalamiento de muchas personas en el sentido de que cuando esos pequeños inversionistas estuvieron recibiendo jugosas ganancias nunca se quejaron, y cuando surgió el fraude entonces sí exigieron la intervención del gobierno estatal para que éste les devuelva su dinero, lo que hubiera significado que los impuestos que todos pagamos iban a servir para cubrir la malograda aventura de unas decenas de frustrados particulares, que literalmente ya no buscan quién se las hizo, sino quién se las paga. Todos podemos aprender de esa lección.
A RITMO EXPONENCIAL creció y sigue creciendo el número de automotores que circulan en la capital yucateca, lo cual genera una serie de problemas que se van agravando. Nuestro reportero José Cortázar entrevistó sobre esa problemática al director de la Facultad de Arquitectura de la Uady, Alfredo Alonzo Aguilar, quien nos advirtió que Mérida va en camino de convertirse en “rehén de los autos”. Quizá muchos no se han dado cuenta, pero la saturación de vehículos se perfila para convertirse en uno de los grandes problemas de la capital yucateca, y lo peor del caso es que ni autoridades ni ciudadanos se organizan para tomar previsiones. En el Plan Municipal de Desarrollo Urbano 2017-2040 que dio a conocer ayer el alcalde meridano, Mauricio Vila Dosal, hay al parecer normas o propuestas para moderar el crecimiento del parque vehicular, pero de todos modos no espere Ud. que impere la cordura y se ataque el problema desde ahora, como debe ser: todo lo haremos como siempre, a última hora y con el agua hasta el cuello…
HASTA EL MOMENTO parece que se está llevando correctamente en el juzgado el caso del asesinato de Emma Gabriela Molina Canto, la valiente madre que luchó hasta las últimas consecuencias para recuperar a sus hijos de manos de su exesposo, un político tabasqueño de medio pelo. Con una rapidez que merece aplausos las autoridades yucatecas detuvieron a los presuntos dos asesinos materiales, y a un tercer involucrado, que habría ayudado a los homicidas a ubicar a su víctima. Todavía falta mucho para que el caso llegue a las sentencias, pero queda evidente que el gobierno estatal no quiere que su gestión sexenal sea manchada por un caso grave que ha atraído la atención de muchos ciudadanos, en especial porque la víctima y su asesinato son paradigmas de las cosas que quieren eliminar para siempre las mujeres de todo el país.
OJALÁ HAYA tenido Ud. oportunidad de leer en nuestra edición de ayer la amplia nota acerca de la “Radiografía de la seguridad en Yucatán, abril 2017”, que produjo el Consejo Coordinador Empresarial yucateco. El estudio reconoce al estado como el más seguro del país, pero pide no bajar la guardia y revisar con honestidad lo que se ha logrado y lo que falta hacer, para aplicar las mejores fórmulas posibles a fin de mantener lejos de nosotros al crimen organizado y evitar el clima de violencia creciente que viven otras entidades del país. Escudo Yucatán, el programa insignia de la lucha para mantener en paz al estado, parece una excelente plataforma de despegue; ojalá dure muchos años y sus logros sean cada vez más evidentes.
