SE PUBLICÓ en las redes sociales, específicamente en la página de Facebook “Que todo Mérida se entere” una imagen de nuestra fotógrafa Juliana Sepúlveda García, cuestionando su presencia en un evento público. En la publicación de esa página de Facebook una usuaria pidió informes a los miembros del grupo sobre Juliana, ya que, alegó, nuestra fotógrafa no promocionó las imágenes para tratar de vendérselas a algún padre de familia; eso le pareció extraño. Al parecer la denunciante en redes sociales no identificó a nuestra compañera, pese a que portaba un gafete, y se alarmó porque tomó fotos, que es su trabajo, a las más de 18 niñas que participaron en una pasarela en la Expo Nene del Siglo XXI. La nota del evento se puede consultar en la edición del lunes 21 de mayo de PUNTO MEDIO. Juliana sólo estaba haciendo su trabajo. Hay que tener cuidado con lo que se lee en las redes sociales que, en esta ocasión, quedaron de nuevo en evidencia como muy poco confiables. Aunque nuestra fotógrafa y sus amigos han tratado de tomarlo de la mejor manera, la verdad es que no deja de preocupar que un sector de la población de Mérida se sienta insegura, a la espera de que algo malo pueda pasarles a sus familias.
LAS MISMAS REDES sociales sirvieron ayer para lanzar todo tipo de versiones en torno al conflicto que estalló la noche del viernes al sábado recientes en Celestún, donde habitantes del puerto frenaron de manera violenta los presuntos intentos del alcalde, Leonel Rosado Mena, de vender una franja costera de unos 2 kilómetros de largo, perjudicando a los porteños que sienten esa área como parte de su patrimonio, pues a través de ella entran y salen del mar. Luego de la rápida y atinada intervención del secretario de Gobierno, Roberto Rodríguez Asaf, quien garantizó el respeto pleno del derecho de los celestunenses al uso de sus tierras comunales, en Facebook surgieron demandas por que se investiguen también los negocios turbios que se han hecho o intentado hacer en otros puertos del estado, y que involucran a funcionarios estatales y federales. A diferencia de lo que sucedió hace unos meses, cuando PUNTO MEDIO expuso presuntos malos manejos con terrenos costeros y nadie hizo caso, ahora es posible que el problema del mal manejo de terrenos en Celestún se proyecte a otras partes de la entidad y la gente se decida a reclamar por sí misma, no esperando a que otro lo haga, los derechos de propiedad de terrenos que le correspondan.
PODRÍA DECIRSE irónicamente que a los campesinos yucatecos les llueve sobre mojado, pues a los apuros que pasan ganaderos, apicultores y otros trabajadores agropecuarios por la falta de lluvias hay que sumar ahora que aún no les fluyen a éstos los pagos del llamado Proagro, sucesor del desaparecido Procampo. Se apunta que el año pasado la Sagarpa, dependencia que administra ese programa, contaba con un padrón de beneficiarios del Proagro de 41 mil 299 beneficiarios, los cuales para abril de 2016 ya habían recibido sus pagos. Este año, en la recta final del quinto mes, esos recursos brillan por su ausencia, para dolor de la sufrida gente del campo. Así es que si alguien tenía dudas del nivel de recorte de los fondos federales, ahora con lo que pasa en el Proagro le debe quedar bien claro que no hay dinero, al menos no el suficiente, para paliar la pobreza de los campesinos.
AYER LUNES SE escuchaban en noticiarios de la capital del país elogios al Congreso yucateco por aprobar la desaparición del fuero para todos los funcionarios de los poderes Ejecutivo, Legislativo y Judicial, un tema del que le informamos ampliamente. Hay que puntualizar una cosa: la desaparición del fuero se logró gracias al consenso de los seis partidos que integran la Legislatura local, quienes votaron de manera unánime a favor de la iniciativa que luego se convirtió en ley, así que obviamente ningún partido se puede vanagloriar en solitario por ese avance. Bien se dice que al éxito le sobran padres y madres, y en cambio el fracaso casi siempre es huérfano.
